Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Cada día, Luz Suárez trabaja más y vive peor. Ella es enfermera del Hospital Universitario Ángel larralde (HUAL), conocido como Hospital Carabobo, una de las pocas que quedan tras la renuncia de más de 300 durante el último año ante los bajos salarios y la pérdida de beneficios laborales. El resultado ha sido la merma en la calidad de la atención a los pacientes.
Este problema no ha sido exclusivo del personal enfermero, afecta también al resto de los profesionales que prestan sus servicios en el lugar, conocido como Hospital Carabobo y que depende del Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS). Durante esta semana las únicas dos bioanalistas del turno de la tarde renunciaron.
La sobrecarga de responsabilidades es evidente. “Éramos 700 enfermeros y ahora quedamos 400”. Los cargos se mantienen desiertos. “Ganamos 160 mil bolívares quincenales que no nos alcanza ni para un kilo de arroz”.
Esta crisis ha obligado al personal a salir a buscar otro destino “porque este salario no nos alcanza, mientras que los que se quedan tienen que rebuscarse cuidando pacientes a domicilio”, relató Karelia Quintero, quien tiene cinco años trabajando en el HUAL y tiene dos hijos que dependen económicamente de ella. “Yo no tengo ninguna ayuda del Gobierno y tampoco se la estoy pidiendo”.
A eso se le suma que desde el 1 de enero les quitaron el beneficio del transporte. “Ahora debemos caminar desde y hasta Puente de Bárbula para ir y venir”. Eso se traduce en 2,74 kilómetros de recorrido para llegar y salir del hospital. “Eso es un peligro porque nos exponemos a la inseguridad. Mi turno termina a las 7:00 p.m. y me arriesgo a caminar todo ese trayecto hasta la avenida principal por esa zona donde hay tanta delincuencia y no existe ni alumbrado público”.