El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross. (AFP)

Reformas que faciliten la acción de la empresa privada, esfuerzos para recuperar y multiplicar los ingresos del petróleo con inversión extranjera y un préstamo a largo plazo del Fondo Monetario Internacional (FMI): esas son las recetas que el Gobierno de EE.UU. propone para una Venezuela sin Nicolás Maduro.

Wilbur Ross, secretario de Comercio del Gobierno de Donald Trump, presentó durante la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela, que tuvo lugar esta jornada en Lima, una serie de «sugerencias» que su país plantea para un eventual «día después» de la salida de Maduro del poder.

La presentación de Ross se hizo en privado a los delegados de los 57 países que acudieron a la convocatoria hecha por el Gobierno peruano para analizar la situación de Venezuela y su recuperación económica, unas palabras que luego fueron divulgadas a los medios.

La clave para Venezuela, según Ross, pasará por lograr que la «inversión privada se cimente por la confianza en el crecimiento económico, basado en reformas económicas, el imperio de la Ley, la transparencia, la cooperación global y la integración regional».

Más allá de eso, y en el fondo de todo proyecto para el país, deberá estar el petróleo y el gas natural.

«Los mismos recursos naturales que una vez ayudaron a hacer grande Venezuela aún siguen allí. Solo necesitan ser rehabilitados tras años de mala gestión», indicó.

(EFE)

Ross clasificó los esfuerzos para lograr «la prosperidad» venezolana en cuatro categorías principales: el sector energético, la estabilización macroeconómica y financiera, la normalización agrícola y la rehabilitación del sector privado.

Todos esos elementos deberían cumplir objetivos a corto, medio y largo plazo, que requerirán ayuda inicial para «arrancar la maquinaria», algo para lo que EE.UU. ayudará a la hora de «movilizar recursos y expertos», eso sí, «toda vez que Maduro y sus colegas se marchen».

«El corto plazo incluye ayuda humanitaria inmediata, uno o dos meses después de Maduro. El plazo medio será trabajar para revertir el impacto del socialismo, entre los tres y doce meses posteriores, y los esfuerzos a largo plazo serán recuperar el crecimiento económico sostenible», indicó.

Caso por caso, las sugerencias de Ross para la energía pasan por instituir reformas «promercado», y promover «la participación de firmas privadas» mediante una nueva ley de hidrocarburos.

Luego se debería mejorar la regulación para las empresas de energía, facilitando la inversión privada y las licitaciones, además de reparar el sistema de generación energética.

En cuanto a la estabilización macroeconómica, lo primero que EE.UU prevé hacer será eliminar las sanciones y promover el crédito, enviando consejeros técnicos y buscando que instituciones financieras internacionales tengan confianza «en las nuevas políticas económicas».

Más adelante se buscará renovar el Banco Central, el sistema impositivo, las instituciones fiscales y el sector bancario, «en el contexto de un acuerdo a largo plazo con el FMI y en la necesidad de la estabilidad económica y elecciones libres».

La agricultura venezolana tendrá un tratamiento de choque y recibirá «importaciones de semillas, fertilizantes, equipamiento y consejería técnica».

Luego, se dará impulso a una mayor cooperación agrícola entre EE.UU y Venezuela, al tiempo que se buscará «estimular las cadenas de suministro locales» para que los productores puedan cubrir las necesidades del país.

En cuanto al sector privado, EE.UU. eliminará las restricciones comerciales «para las empresas estadounidenses», ayudará a movilizar contactos comerciales con Venezuela y apoyará reformas en favor del mercado y los negocios.

Mejorar el clima de negocios, atraer inversión extranjera, «eliminar los controles estatales», implementar estrategias de privatización y atajar la corrupción serán los pasos a seguir.

Todo irá acompañado de arreglos en infraestructura imprescindible, como por ejemplo los pozos de petróleo de lago Maracaibo o el complejo de refinería de Paraguaná.

En cualquier caso, Ross apuntó que todos estos planes son solo «sugerencias», que el hipotético Gobierno de Juan Guaidó podrá tomar «si decide si es lo mejor para su país».

La tensión en Venezuela se incrementó desde que el pasado 23 de enero el jefe del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, se adjudicara las competencias del Ejecutivo como presidente encargado del país por considerar ilegítimo a Nicolás Maduro tras ser reelegido en unos comicios que la oposición tacha de «fraudulentos».

Esta acción aceleró la crisis política en Venezuela, debido a que, además, buena parte de la comunidad internacional, como Estados Unidos y varios países europeos y latinoamericanos, han dado su respaldo a Guaidó y presiona para que se convoque a elecciones. EFE




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