Marta Verona, la joven madrileña que anoche se convirtió en ganadora de la sexta edición de Masterchef España, aún «no se cree» ni el triunfo ni que vaya a estudiar en el Basque Culinary Center gracias a este concurso que ha sido «muy importante» para la visibilización de las mujeres chef.

La sexta edición del reality culinario de TVE se saldaba anoche con tres mujeres finalistas, y con Verona (Madrid, 1995) como vencedora de este concurso que, con ella, compone un palmarés paritario de todas sus ediciones ya que lo han ganado tres mujeres y tres hombres.

«Muchas veces vemos muchos chef chicos, pero mujeres cuesta más verlas. Me parece que MasterChef, con tres finalistas femeninas, ha sido muy importante para la visibilización de las chef mujeres», aseguró Verona a Efe.

La joven nutricionista optó por un menú mediterráneo para enfrentarse en la final a su compañera y amiga, la cubana Ketty, que había pasado al último duelo del concurso tras dejar en tercer puesto a la aspirante rusa Oxana y en el cuarto al valenciano Toni.

«Me parece que la dieta mediterránea es un dieta muy, muy variada, que tiene alimentos muy ricos a los que les puedes sacar muchísimo provecho. Estudio nutrición porque me encanta la dieta mediterránea», comenta la chef que ha vivido «dos» finales.

El día que se grabó el último programa de «MasterChef» fue una final en la que «predominaron los nervios, pero muy bonita», y ayer, ya con la televisión de por medio, pudo analizar sus movimientos en la cocina.

«Me vi muy ágil y confiada desde casa, me sorprendí a mí misma», asegura Verona, y añade que se dio cuenta de que «podía» ganar el concurso en la semifinal, cuando el maestro chocolatero Frédéric Bau fue al programa y ella fue capaz de terminar un postre que tenía quince elaboraciones.

Anoche, sin embargo, no apostó por el chocolate para el postre de su menú, sino por unos macaron de frambuesa rellenos de mousse que ejecutó a la «perfección», según valoraba el jurado especial de la prueba, el argentino Mauro Colagreco, chef del tercer mejor restaurante del mundo, el francés Mirazur.

De primero, lucía la técnica aprendida con un gazpacho con esferas de tomate, pepino osmotizado y aire de pimiento, y seguía con una caldereta de salmonete y langosta con galleta de coral de tomate y sal de escamas, todo ello ante la presencia de sus padres, su novio y sus excompañeros y Ketty cocinando a su lado.

«Estaba muy feliz, y creo que las dos, aunque estábamos de espaldas, nos transmitimos mucha calma, porque las dos estábamos tranquilas y sabíamos que ganara quien ganara, iba a ser un día feliz», asegura Verona.

Rodeada de sus seres queridos -«nunca he visto a mis padres tan orgullosos de mí», apostilla- la joven madrileña se alzaba con el premio de 100.000 euros (117.000 dólares), que va a «guardar» para invertirlo en su catering, y con la publicación de su propio libro de recetas.

Y además, Verona podrá cumplir un sueño con el máster en cocina, técnica, producto y creatividad del Basque Culinary Center con el que se completa el premio, ya que a los 18 años quería estudiar allí, aunque desistió por el alto coste que supondría para su familia.

«La verdad es que todavía no me lo creo. Creo que seré consciente de lo que he conseguido el día que me monte en el coche, suba a San Sebastián y por fin pise el Basque Culinary Center», reconoce la joven.

Comenzará sus estudios en la prestigiosa escuela vasca el 1 de octubre, pero todavía «hay muchas cosas que hacer y practicar mucha cocina hasta llegar ahí». EFE




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