Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Las batas blancas se distinguen entre la feligresía. Son doctores dentro de las iglesias de Carabobo. Uno de ellos es Jorge Pérez, integrante de la organización Médicos Unidos en la región, a quien se le vio con un cartel pegado a su espalda en el que se leía “salvemos la Maternidad del Sur”, es una petición que incluyó en sus oraciones como consecuencia del colapso del servicio en la entidad.
Un grupo de especialistas en el área de obstetricia recorrió durante la mañana del Viernes Santo los siete templos. “Esta vez nos unimos a la tradición para exponer la realidad que estamos viviendo en nuestros centros de salud”, dijo Leyla Ortiz, una de las doctoras que cumplió con la tradición.
En Carabobo las maternidades María Ibarra de Tocuyito, la del Hospital de Guacara y la de la Ciudad Hospitalaria Doctor Enrique Tejera (CHET) no pueden atender a todas las pacientes por falta de insumos y medicamentos, mientras que la del Hospital Carlos Sanda, en Carlos Arvelo, y la de Bejuma solo funcionan hasta mediodía. “Eso provoca que todas sean remitidas a las salas de parto del Hospital Carabobo (Ángel Larralde) y a la Maternidad del Sur, donde hay mujeres que pernoctan en los pasillos”, denunció Pérez.
Esta crisis ocasionó que que 2016 se contabilizaran 90 muertes maternas en la región, número que triplicó las cifras de 2015. Durante lo que va de 2017 se desconocen los números “pero ha sido un incremento progresivo que no se ha detenido”, aseguró Ortiz.
En muchos de los casos las embarazadas llegan a los hospitales en condiciones delicadas por no haber podido cumplir sus tratamientos para diferentes complicaciones que se presentan durante la etapa de gestación, como consecuencia de la escasez de medicamentos.