fallecidos por COVID-19 en Carabobo
Un paciente con COVID-19. (Foto Archivo=

Desde que comenzó a escuchar sobre el COVID-19 Luis González empezó a tomar previsiones, por lo que respetaba todas las medidas higiénicas que se dispusieron para evitar el contagio, entre ellas las aglomeraciones.

No celebró el Día de la Madre ni el del Padre, pero el Día del Niño sí lo hizo. «Me dio cosa con los chamos y decidimos hacer una reunioncita en familia”. Justo ese día se contagió con la enfermedad.

Cuenta que a la reunioncita asistieron sus hermanos con sus hijos y su cuñado, quien recientemente había tenido fiebre prolongada, pero nunca pensó que tenía COVID-19, porque incluso él tampoco lo sabía.

20 personas en la fiesta donde se contagio de COVID-19

A la celebración habían acudido unas 20 personas, la mayoría niños primos entre si. Compartieron comiendo perros calientes, refrescos y algunas golosinas. Terminó temprano por lo que antes que cayera la noche todo el mundo se fue para su casa.

González, de 34 años, también se retiró junto a sus tres hijos. A los dos días comenzó a sentir quebrantos y fiebre, cuadro que se prolongó por tres días, pero pensaba que era un resfriado normal.

Pérdida del olfato y gusto por COVID-19

Cuando se le pasó la fiebre se bañó y se dio cuenta que el jabón no tenía el olor característico. Se vistió y se echó perfume, pero a este tampoco sintió le sintió la fragancia.

Eso le hizo recordar que últimamente la comida no le sabía a nada y se alarmó, pues ya había escuchado de esas características del COVID-19, y para la fecha ya su cuñado había dado positivo.

De inmediato fue al CDI de Trapichito para que le hicieran la prueba rápida y dio positivo.
«Yo me fui para la casa y no hallaba cómo decirle a mi mujer. Ciertamente estaba asustado pero me propuse no hacerle mucha mente al asunto porque tu sabes que la mente es poderosa».

Cuando su mamá se enteró se puso a llorar ante la posibilidad de perder a su hijo, o que la hubiese contagiado porque recientemente habían compartido juntos.

Asustado por el COVID-19

González esperó en su casa, como le habían recomendado. Al otro día llegó una ambulancia a buscarlo y le dijeron que lo llevarían para el hospital González Plaza. Dentro del vehículo ya había cuatro contagiados con COVID-19 provenientes del CDI La Florida.

De allí comenzó un largo recorrido que lo llenó de angustia. Fueron a buscar otros contagiados al CDI de Santa Inés; luego otros del CDI El Palotal y otro del CDI Valencia Centro, para un total de 10 personas. «Ibamos como en una camionetica todos apretados, y faltaban otros dos que estaban en el hospital central. Menos mal que cuando llegamos se habían fugado».

Siguió el recorrido y finalmente lo dejaron en el CDI de La Manguita en la avenida Cuatricentenario. Se alivió un poco de los nervios porque algo le decía que allí iba a estar mejor que en el González Plaza, y no se equivocó.

Contrario a las condiciones que narraron algunos pacientes del CDI de Boca de Río, allí hay abundante agua por lo que se podían bañar, y aire acondicionado. Incluso les permitieron ingresar un televisor y se podían distraer.

González compartió el cuarto con otros tres hombres. Comentó que ninguno se quejó del trato que les dieron los médicos cubanos, ni de la estadía, pues les suministraron sus tres comidas diarias que incluía hasta pollo. «Cuando me dijeron que me iban a aislar por haberme contagiado, yo me imaginaba una especie de calabozo con mucha gente hacinada, pero afortunadamente no fue así».

González narró que tanto en la mañana como en la tarde le tomaban la tensión y la temperatura.

Prueba PCR para COVID-19

Durante seis días le aplicaron un tratamiento a base de clorotina. Lo único molesto fue cuando le tomaron la prueba PCR, porque le metieron un hisopo por la nariz tan profundo, que tenía la sensación que le estaban tocando el cerebro.

20 días exactos estuvo en el CDI y le dieron de alta sin recibir el resultado del PCR, porque tiene la opción de chequearlo en una página web. Está consciente que debe permanecer aislado y descansar, aunque los médicos le dijeron que ya pasó el período de propagación de la enfermedad y no contagia a nadie.

Como caso anecdótico, contó que a una semana de estar en el aislamiento, llevaron al CDI a un joven con fiebre muy alta y una tos terrible. Todos de inmediato se pusieron los tapabocas y comentaban entre ellos que no debieron llevar al hombre allí en esas condiciones. A los dos días les repitieron la prueba rápida y el único que dio negativo fue el joven con la tos, por lo que de inmediato le dieron de alta, pues ya no tenía fiebre. Los demás tuvieron que seguir cumpliendo el aislamiento.

Luis González manifestó estar contento por el alta médica recibida, porque ahora puede abrazar a todo el mundo. Tanto su esposa como su madre y sus hermanos lloraron de nuevo, pero esta vez de alegría porque superó la enfermedad. “Yo le doy gracias a Dios porque esa enfermedad no me dio fuerte, pues yo leía de casos de cientos de persone se han muerto, y yo me salvé. Y por supuesto también estoy contento porque puedo oler”.

González está agradecido con toda su familia que siempre estuvo pendiente de él y lo llamaban por teléfono para conocer su estado de salud, hasta que el aparato se le dañó.
Si ahora le sale positivo el resultado de la PCR, debe llamar a epidemiología para que le indiquen las vitaminas que debe tomar, pero no volverá a estar aislado.




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