Mes de julio 2017: ¿dictadura o democracia?

El vocablo comunidad tiene su origen en el término la communitas. Este concepto hace referencia a la característica de común, por lo que permite definir a diversas clases de conjuntos: de los individuos que forman parte de un pueblo, región o nación; de las naciones que están enlazadas por acuerdos políticos y económicos (como la Comunidad Europea, la la ONU, la OEA, etc); o de personas vinculas por intereses comunes, como ocurre en la comunidad católica.

Entonces, puede decirse que una comunidad es un grupo de seres humanos que comparten elementos en común, como idioma, costumbres, ubicación geográfica, visión del mundo o valores, por ejemplo. Dentro de una comunidad se suele crear una identidad común mediante la diferencia de otros grupos o comunidades.

Por otro lado, en el mundo del trabajo, una empresa también puede presentarse como una comunidad, ya que quienes forman parte de ella comparten objetivos comunes y se alinean detrás de una filosofía corporativas.

Gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, de internet, se han formado lo que se conoce como comunidades virtuales. Las redes sociales, los foros, los sistemas de mensajería instantáneas y los “blogs” son sitios que permiten la creación de este tipo de comunidades.

La psicología comunitaria, por su parte, entiende que una comunidad implica una cierta cantidad de elementos para ser comprendida como tal, que exista un grupo donde las partes se sientan identificadas y tengan un objetivo común: “VIVIR FELIZMENTE EN DEMOCRACIA”.

En una comunidad democrática, la cual está formada por un conjunto de personas que se encuentran constantemente en transformación y desarrollo hacia el “bien-estar” que gozan de: seguridad, educación de calidad, excelentes servicios médicos asistenciales, extraordinarias vías de comunicación, etc, -componentes estos fundamentales en el desarrollo humano sostenible y que en la Venezuela actual brillan por su ausencia-; además tienen una relación de pertenencia entre sí, con una identidad social y una consciencia de comunidad, basada fundamentalmente en la gestión óptima y sana de la derechos humanos, que lo llevan  a preocuparse por el resto de los que forman parte de esa comunidad. Estas relaciones fortalecen la unidad y la interacción social y democrática.

Dentro de estas comunidades democráticas los problemas y los intereses se comparten y el espíritu de cohesión y solidaridad es el que permitirá afrontarlos y mejorar como comunidad. Esta estructura social implica cercanía y una empatía entre los integrantes de dicho grupo.

Existen cuatro elementos básicos para que funcione eficazmente una comunidad democrática: 1) membresía, hace referencia a la historia, los símbolos y la identidad de la comunidad y los derechos y deberes, entre otros elementos -estos componentes desde hace 18 años el régimen de turno los ha desvirtuados totalmente, ejemplo se le cambió el nombre a la nación, se cambiaron los símbolos patrios. No existen derechos y deberes humanos, etc-. 2) influencia, tiene que ver con la capacidad para la inducción a realizar una determinada acción conjunta, sin importar los colores políticos, religiosos y/o sociales -en la Venezuela socialista los adeptos y enchufados al régimen son los únicos beneficiados, el resto de la población son enemigos del proceso. 3) integración, tiene que ver con la satisfacción de todas las necesidades de la comunidad, incluye popularidad, respeto y estatus, entre otros .- el  ART. 117 C.R.B.V …. Entre otras cosas expresa lo siguiente: “todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y  servicios de  calidad… Esto tampoco se cumple en la Venezuela socialista, por cuanto la calidad de vida cada día está más deteriorada. NO HAY TOTAL SATISFACCIÓN DE LAS EXPECTATIVAS DE LA COMUNIDAD EN NINGÚN ASPECTO; y 4) compromiso, donde el conocimiento del soberano y de las metas de todos unidos, permite crear lazos emocionales y firmen y brindarse contención, afecto y seguridad entre otros – no existe en el país ningún lazo emocional positivo, sino todo lo contrario existen cada vez más ciudadanos padeciendo de stress, hipertensos, trastornos conductuales, etc-.

Bajo estas circunstancias tan complejas y complicadas en donde el pueblo desde hace aproximadamente dos meses está protestando pacíficamente por la solución de los infinitos problemas que están vigentes en Venezuela, a lo cual el régimen ha respondido con una represión bestial de parte de los cuerpos represivos y los altos jerarcas de esta régimen han demostrado un alto nivel de indolencia.

Entendiéndose como indolente a la persona que posee un carácter poco sensible a las cosas que acostumbran interesar o conmover a los demás individuos.

El individuo indolente se caracteriza por su negligencia, falta de actividad y de aplicación en el cumplimiento de las obligaciones, por ejemplo: “el estudiante Luis es de una indolencia desesperante”.  A lo anterior, se le puede añadir que es un ser apático, perezoso, insensible a cualquier conmoción.

El indolente, es visto en el área de la psicología, como una persona que no se conmueve ante el dolor de otros individuos e inclusive de aquellos que forman su propio seno familiar. En este sentido, para una mejor comprensión se puede identificar a los delincuentes con respecto a sus víctimas, por su falta de consideración ante ellas.

Tomando en cuenta lo anterior, se puede deducir que la indolencia es opuesta a los valores de solidaridad, empatía, apoyo, que permite la unión de los individuos que forman una sociedad o familia, siendo estos últimos junto a otros valores los que permiten luchar por una causa.

Frente a más de ochenta víctimas inocentes, este régimen se ha caracterizado por demostrar un alto nivel de indolencia, la cual apoya que la  indolencia suele ser la causa o compañera de las personas que no son conscientes y no obran apropiadamente. Es inseparable de personas corruptas, de ladrones y de criminales.

En consecuencia se debe eliminar a como de lugar la pasividad El verbo patior, pati, passus sum, congénere del griego paqein (pazéin), padre de las patologías y de lo patético.

Este vocablo tiene un amplio abanico de significados, que van desde el soportar, aguantar, tolerar, consentir, admitir, permitir, hasta las formas más duras de resistir, padecer, sufrir, ser víctima de algo. Es deponente (equivalente a nuestra forma pronominal y a la voz media griega), lo que marca la diferencia entre aguantar y aguantarse, recordar y acordarse, creer y creerse, pensar y pensarse, dormir y dormirse... es decir que se trata de una forma en que el sujeto está más implicado en la acción del verbo.

Pasivo es por lo tanto, en el más estricto rigor latino no sólo el que se aguanta con todo, el que lo mismo le da ocho que ochenta, sino también el que está desparramado (achantado), el que está en todas partes, el vagabundo (con este sentido se usaba también en latín); y por qué no, estirando ya otro poco el significado, el vago.

Los psicólogos, sociólogos y demás profesionales de esta área del conocimiento, ante un fenómeno muy preocupante que afecta a la configuración de la mente: se trata del cultivo de la pasividad (se ha llegado ya tan lejos, que los medios andan desesperados tras la inter-actividad). Cuando se analizan el empleo de las horas del día por una persona (¿se podría tomar la familia como unidad de referencia a estas alturas?), y se compara con el que regía hace tan sólo medio siglo, salta a la vista le reducción drástica de la actividad.

La realidad actual venezolana demuestra que un grupito de treinta malhechores están sometiendo a la fuerza a casi treinta millones de habitantes, en consecuencia se debe cambiar el estilo actitudinal tanto de los líderes tradicionales como a los nuevos, de girar 180° de una actitud pasiva a una de gran actividad.

Este mes de julio de 2017 es decisivo o dictadura o democracia. El principio del final está cerca. El final de este régimen y el principio de la nueva era  democrática.

 

 

 

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Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

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Chichí Páez
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