El Estado de México, el más poblado y codiciado bastión electoral del país, empezó a votar este domingo en unos comicios donde el oficialista PRI se juega su futuro frente a una agrupación que promete acabar con los vicios de la política, anticipando la batalla de 2018 por la presidencia.
Los electores de dicho estado, de más de 16 millones de habitantes, ya formaban filas en escuelas y otras instalaciones donde algunas casillas electorales abrieron puntualmente a las 08H00 locales (13H00 GMT), mientras otras aún estaban en proceso de instalación, según reportaba la televisión local.
El resultado de los comicios podría romper con casi 90 años de dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en favor del retador Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado hace menos de tres años.
"En el caso del Estado de México que es una elección competida...estaremos atentos pero estoy seguro de que las casillas se van a instalar" a tiempo, dijo Marco Antonio Baños, consejero del Instituto Nacional Electoral (INE) a la radioemisora Grupo Fórmula.
Las últimas encuestas publicadas el miércoles dieron un empate técnico entre la apuesta del PRI, Alfredo del Mazo, y la aspirante de Morena, Delfina Gómez.
"Si hay alguna situación que se pudiera presentar saldremos en apoyo de los organismos electorales de los estados para que la jornada electoral transcurra en calma", agregó Baños.
Son 11,4 millones el total de inscritos en el padrón electoral del Estado de México y en los comicios anteriores, de 2005 y 2011, la participación resultó menor al 50%.
Los estados de Coahuila (noreste) y Nayarit (oeste) también eligen gobernador este domingo, mientras que Veracruz (este) renovará alcaldías.
Autoridades electorales de dichas entidades reportaban también un inicio de jornada sin incidentes.
Presidencia en juego
De no obtener la mayoría de votos en el Estado de México, el PRI vería sepultadas sus posibilidades de retener la presidencia en 2018, mientras que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, un veterano populista de izquierda que postuló y perdió en dos ocasiones, recibiría un potente espaldarazo a su esperada candidatura.
"El Estado de México es el principio del gran choque político que va tener lugar el año entrante (...) la madre de todas las elecciones", resumió el historiador Lorenzo Meyer, para quien el hartazgo frente a la corrupción en el poder es el corazón de la contienda.
López Obrador, conocido como AMLO y a quien sus detractores acusan de ser un autoritario que llevaría al país por la ruta de naciones como Venezuela, fue presencia constante en la campaña de Delfina.
Y es que para sus simpatizantes, AMLO podría ser el verdugo de la élite política que encarna el PRI, que gobernó México por más de 70 años hasta el 2000, entre luces y sombras de tiranía y corrupción.
Gómez, una maestra de escuela de 54 años, hija de un albañil y promotora de un gobierno austero, ganó vuelo propio por ser la antítesis del priista Del Mazo, de 41 años y heredero de la dinastía que ha regido el estado por más de ocho décadas. Su padre y su abuelo fueron gobernadores y es primo del actual presidente Enrique Peña Nieto.
Del Mazo advirtió que "el futuro del priismo y del país" dependen de su triunfo al cerrar su campaña, que contó con fuerte respaldo gubernamental y activó alertas de fraude entre sus oponentes, que denuncian una presunta compra de votos.
Completan el cuadro el conservador Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), sin mayores opciones, pero cuya posible alianza de cara a 2018 también sufriría con un triunfo de Morena.