En la capital mexicana, el terremoto derribó 39 edificios, sobre todo en un área central con una construcción más antigua que es popular entre turistas y extranjeros que viven en la ciudad, y también en el sur. (AFP)

Los esfuerzos por encontrar vida bajo los escombros de los edificios de Ciudad de México destruidos por el sismo del martes que dejó casi 300 muertos se retomaron tras un nuevo temblor de 6,1 grados este sábado que provocó dos muertes por infarto y generó nerviosismo en la población.

Autoridades de la alcaldía informaron que el rescate continúa en al menos cinco zonas de la ciudad tras el nuevo sismo, incluido un edificio colapsado en la zona céntrica de Roma-Condesa, en donde por protocolo se tuvieron que abandonar las labores temporalmente tras el temblor.

En contraste, en un edificio colapsado del sur de la ciudad, las labores todavía no se reanudaron.

El Servicio Sismológico Nacional informó que el nuevo movimiento tuvo su epicentro en el sureño estado de Oaxaca, que se vio golpeado a inicios de septiembre por otro terremoto.

El presidente Enrique Peña Nieto dijo en Twitter que las mayores afectaciones en Oaxaca son un puente que resultó dañado «que deberá reconstruirse» y estructuras con daños previos que colapsaron.

Cientos de personas en la capital del país salieron de sus viviendas en pijama con rostros de angustia y nerviosismo. Y dos mujeres fallecieron de infarto durante el sismo, según medios locales.

Asimismo, desató temores por los efectos que pueda haber tenido sobre eventuales sobrevivientes bajo los escombros y en los edificios ya afectados por el sismo anterior.

 «Tengan compasión»

«Dios, Virgen de Guadalupe, tengan compasión», exclamó Teresa Martínez de 74 años mientras era consolada por su hija.

«Esta vez ya no sentimos que se moviera el piso, será que ya después del otro estamos acostumbrados», dijo en tanto Pablo Martínez, quien desalojó su edificio con su hija de seis años en brazos.

Los rescatistas equipados con tecnología de punta centraban la búsqueda en cinco puntos de la ciudad donde aún hay signos de vida entre los amasijos de concreto y fierro, indicaron las autoridades de protección civil federal.

Ante rumores en redes sociales de que la maquinaria pesada ya iniciaría la remoción de escombros, el gobierno federal y la alcaldía insisten en que se agotarán todos los esfuerzos por rescatar personas con vida.

«Familias nos reportan que sus familiares están ahí, estamos haciendo el mejor de los esfuerzos (…) No se puede meter maquinaria donde puede haber alguien con vida o sin vida», dijo en la madrugada Luis Felipe Puente, coordinador de Protección Civil.

El protocolo marca que las posibilidades de sobrevivencia de una persona atrapada en escombros llegan a su límite a las 72 horas, pero en otros desastres la resistencia humana ha superado expectativas, como en el terremoto de 1985 que dejó más de 10.000 muertos en Ciudad de México.

El alcalde de la capital, Miguel Ángel Mancera, dijo a Televisa este sábado que se calcula que hay todavía unas «30 personas que pudiéramos encontrar en esta tarea de búsqueda y rescate».

Mancera agregó luego en Twitter que «la instrucción y prioridad de los equipos de emergencia es continuar con la búsqueda y rescate».

Cientos expectantes

En los restos de un edificio de oficinas de cinco pisos, aplastados uno encima del otro, en el céntrico sector Roma-Condesa, se tenía todavía esperanza de que hubiera vida.

Los familiares de personas atrapadas firmaron durante la madrugada una autorización a fin de que se introdujera maquinaria para remover escombros de manera quirúrgica de tal forma que se aceleraran los trabajos procurando no arriesgar la integridad de sus seres queridos.

«Esto nos está dando muchas esperanzas porque esto no se estaba viendo ayer… (el avance) es muchísimo, es enorme. Nos han dicho que sí se han detectado zonas donde hay vida, han subido los perros y los perros han reafirmado vida», dijo a la AFP Paola Solorio de 35 años, que tiene a tres familiares atrapados.

Cerca de las cinco de la mañana, los rescatistas ataron cadenas a una grúa para retirar grandes bloques de escombro, en una tarea larga y laboriosa.

En Tlalpan, en el extremo sur de la capital, en donde el viernes se presumía que había dos personas con vida, los rescatistas mexicanos insisten entre lágrimas en seguir trabajando.

En los rescates se han vivido escenas estremecedoras: decenas cantando el himno mexicano tras concluir labores de rescate, los japoneses quitándose su casco y haciendo una reverencia ante un cadáver que recuperaron o un voluntario que le dice jocoso a una joven que rescataron que los tendrá que invitar a cenar a todos.

Hasta la madrugada del sábado sumaban 298 muertos por el sismo del martes: 160 en Ciudad de México, 73 en el estado de Morelos, 45 en Puebla, 13 en Estado de México, 6 en Guerrero y uno en Oaxaca, según datos de Protección Civil federal.

Se han identificado a ocho extranjeros entre las víctimas del sismo: una panameña, un argentino, un español, un surcoreano y cuatro taiwanesas




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