(Foto AFP)

Una nueva tragedia pirotécnica enlutó a México este martes, después de que una explosión en una zona rural del estado de Puebla provocara la noche del lunes la muerte de 14 personas, entre ellas once menores, apenas cinco meses después de un accidente similar.

El gobierno estatal explicó que los vecinos del pueblo de San Isidro, situado en el municipio de Chilchotla, estaban festejando alrededor de las 21:00 el traslado de su santo con fuegos artificiales, de cara a la fiesta patronal del 15 de mayo.

Uno de los fuegos cayó dentro de una casa donde se almacenaba material pirotécnico a usarse el día de la celebración, lo que provocó una explosión que derribó el techo de esta vivienda, precisaron las autoridades en un comunicado.

Nueve personas murieron en el lugar y otras cinco en distintos hospitales a los que fueron trasladados.

Se presume que varias de las víctimas son familiares al compartir el apellido, de acuerdo con la lista de los fallecidos.

Entre los 22 heridos que también provocó el accidente hay tres niños que se encuentran graves, dijo a la prensa el jefe de la oficina del gobernador, Javier Lozano.

Es una tragedia, reconoció. La mayoría muere por el derrumbe de la estructura en la que se encontraba. La mayoría muere enterrada.

El presidente Enrique Peña Nieto extendió por Twitter sus condolencias para los familiares y vecinos de quienes perdieron la vida en el trágico accidente»

(Foto AFP)

Historial negro

Este tipo de accidentes relacionados con la industria pirotécnica son frecuentes en México, donde el sector mueve unos 10 millones de dólares al mes.

El país todavía no ha olvidado el infierno en el que se convirtió el mercado de fuegos artificiales de San Pablito de Tultepec el 20 de diciembre del año pasado.

Al menos 42 personas murieron y 70 resultaron heridas, cuando la zona bullía de clientes en busca de fuegos artificiales para las fiestas de Navidad.

La línea de investigación apunta a que un cohete se encendió dentro del mercado, desatando un estallido en cadena de toneladas de pólvora.

El 15 de septiembre de 2005, cuando también se comerciaban grandes cantidades de artículos pirotécnicos por la fiesta de Independencia, un incendio y varias explosiones consumieron el mercado en su totalidad. Al año siguiente, otra explosión destruyó más de 200 puestos.

Ambos incidentes dejaron decenas de heridos, pero no provocaron víctimas mortales.

El secretario general del gobierno de Puebla, Diódoro Carrasco, dijo al canal de televisión Milenio que la producción y venta de fuegos artificiales está perfectamente regulada y que existe un sistema de coordinación regional y estatal de protección civil que permanente está dando cursos, protocolos y supervisiones sobre cómo usar este tipo de material.

Pero lo que es muy difícil de ver es su traslado, si lo ponen adecuadamente, contó.

Es muy difícil revisar y vigilar las casas de todo el estado, y más en comunidades en la sierra que tienen esta tradición y que tienen un programa intenso de fiestas patronales».

Fiesta popular

San Isidro es una pequeña localidad pobre que no tiene más de 40 casas, prácticamente aislada y a la que se accede por una paupérrima carretera. Sus habitantes se dedican principalmente a trabajar la tierra.

La noche del lunes se reunieron para trasladar a su santo justo una semana antes de la fiesta patronal, tal y como es tradición en muchos municipios del país.

Tras la explosión, el lugar quedó resguardado por el Ejército, personal de la fiscalía mexicana y funcionarios estatales.

Ambulancias de terapia intensiva y varias unidades de atención y socorro también se desplazaron hasta el pueblo para atender a los heridos.

El gobernador de Puebla, Antonio Gali Fayad, que tiene previsto visitar la zona en las próximas horas, ordenó a las autoridades «atender heridos y otorgar todo el apoyo necesario a la población de San Isidro».

Entre las medidas tomadas, el gobierno estatal entregó ataúdes a las familias de las víctimas, autorizó la construcción de un panteón y envió agua y alimentos.




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