El presidente brasileño, Michel Temer. (Cortesía)

El presidente de Brasil, Michel Temer, aseguró este lunes en Sao Paulo que hay gente dispuesta a desestabilizar el país con gestos extremadamente irresponsables, días después de que varios de sus allegados fueran arrestados temporalmente en un caso de corrupción en el que él también es investigado.

«Las personas que actúan de esa manera no perciben, o sea, no sienten la ‘brasilidad’ en su corazón porque saben que gestos de esta naturaleza comprometen, crean problemas en los aspectos internacionales», afirmó el mandatario durante su discurso en el Fórum Económico Brasil-Países Árabes, en Sao Paulo.

El gobernante brasileño no mencionó durante su intervención a quién se estaba refiriendo, ni tampoco hizo alusión directa a la operación policial del pasado jueves en la que fueron arrestados, de manera temporal, algunos de sus allegados en el marco de un caso de corrupción en el que él también está siendo investigado.

Entre los detenidos figuraron el abogado José Yunes, exasesor de la Presidencia, y el coronel retirado João Baptista Lima, ambos viejos y conocidos amigos de Temer, así como el exministro Wagner Rossi, un aliado político.

No obstante, el magistrado de la Corte Suprema Roberto Barroso, responsable por la investigación, autorizó el sábado su puesta en libertad, así como la de otros sospechosos en el caso, que indaga un supuesto fraude en un decreto sobre el sector portuario sancionado por Temer, en el poder desde mediados de 2016.

En este caso, las autoridades investigan si ese decreto sancionado por Temer, y que alteró la ley de puertos, benefició a la empresa Rodrimar a cambio de sobornos pagados al partido Movimiento Democrático Brasileño (MDB), que lidera el propio jefe de Estado.

En el acto en la capital paulista, el mandatario dijo que en estos casi dos años de gobierno no fueron pocos los estorbos y las oposiciones que sufrieron y que ha habido hasta gente dispuesta a desestabilizar el país con gestos extremadamente irresponsables, que tienen naturalmente repercusión internacional.

El caso en el que es investigado Temer se sustenta, en parte, en las declaraciones a las autoridades de ejecutivos del grupo JBS, que firmaron un acuerdo de colaboración con la Justicia en el que implicaron a cientos de políticos brasileños de todo el arco parlamentario.

Esos testimonios también sirvieron a la Fiscalía para presentar en 2017 una primera denuncia por corrupción pasiva y una segunda por obstrucción judicial y asociación ilícita contra Temer, quien se convirtió en el primer jefe de Estado en la historia del país en ser acusado por un delito penal en pleno ejercicio del poder.

Sin embargo, los cargos fueron rechazados en ambas ocasiones por el Congreso, que por imperativo constitucional le corresponde autorizar o no la apertura de un proceso penal contra un presidente en ejercicio.

En otro frente judicial, el juez del Supremo Edson Fachin, instructor en ese órgano de las investigaciones de las irregularidades en torno a la constructora Odebrecht en Brasil, aceptó en marzo pasado incluir a Temer entre los sospechosos de un caso ya abierto que también salpica a dos de sus ministros más próximos.

El asunto se refiere a supuestas comisiones pagadas por Odebrecht a cambio de «favores» políticos recibidos entre 2013 y 2015 de la Secretaría de Aviación Civil.




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