Foto: ARCHIVO

Enfundado en su nuevo jersey de los Azulejos, ahora con un azul más tenue, Miguel Montero quiere olvidarse de la polémica que puso fin a su estadía en Chicago.

«No fue la perfecta salida. Fue lo que ocurrió en ese momento», dijo el receptor venezolano el martes, luego de presentarse con su nuevo equipo. «Es algo que queda en el pasado. Sólo me preocupo por el presente. Hora de olvidarse de lo ocurrido».

«Soy un jugador que se desvive por el equipo, con cada compañero el terreno. Quiero ganar siempre, detesto perder», señaló Montero. «Francamente, no me importa cuál será mi función. Solo quiero ayudar en lo que sea».

El canje mediante el que Montero dejó a los campeones vigentes de la Serie Mundial se precipitó después del 27 de junio, cuando criticó al pitcher Jake Arrieta, al considerar que su lento movimiento para lanzar la pelota derivó en que le robaran siete bases durante un encuentro que los Cachorros perdieron ante Washington.

Al día siguiente, Chicago colocó transferible al cátcher, quien fue cedido el lunes a Toronto, a cambio de un pelotero por definir o de efectivo. Chicago accedió a pagar a los Azulejos 6.446.710 dólares para cubrir casi la totalidad de los 7 millones que restaban en salario de Montero para este año. El venezolano había firmado por 14 millones con Chicago.

Dos veces elegido al Juego de Estrellas, Montero ha bateado para .286 con cuatro jonrones y ocho producidas en 44 compromisos de esta temporada. Pero retiró sólo a uno de 31 corredores que intentaron robarle bases en esta campaña.

El año pasado, logró retirar a cinco de 64.

«No he oído sino grandes cosas de este chico», aseguró el manager de Toronto, John Gibbons. «He escuchado que tiene una gran mentalidad para trabajar en equipo. Es muy productivo».

Montero tiene 33 años y militó en Arizona de 2006 a 2014. Luego, llegó a los Cachorros en un canje.

La temporada anterior, se le relegó a funciones de sustituto, pero como emergente terminó conectando un grand slam que significó la victoria de Chicago en el primer encuentro de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional ante los Dodgers de Los Ángeles. Tras fungir como compañero de batería de Arrieta durante buena parte de la temporada, se mostró descontento por el hecho de que el manager Joe Maddon haya colocado de inicio al también venezolano Willson Contreras cuando el as lanzó en los playoffs.

No obstante, afirmó que las asperezas fueron limadas en la pretemporada.

Tras lo que resultó ser su último encuentro con los Cachorros, Montero fue duro con Arrieta.

«Esto es desagradable, porque las bases robadas se me contabilizan a mí, y cuando lo analizas, el pitcher no me da nada de tiempo», indicó. «Así, que todos dicen, ‘claro, Miggy no puede retirar a nadie’, pero mi pitcher no puede controlar a nadie».

Ahora, Montero niega que su temperamento le haya pasado factura.

«La verdad que no, unas puertas se cierran y otras puertas se abren», dijo. «Siempre he sido sincero. Fui muy franco, ésa es mi personalidad… me ha dado resultados buenos y resultados malos. Yo por lo menos aprendí de lo que sucedió, ya pasó. No voy a dejar de expresar mis sentimientos cuando se necesiten».

LasMayores.com




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