Una niña firma un libro de condolencias por Mikis Theodorakis. (EFE/EPA/PETROS PATTAKOS / POOL)

Mikis Theodorakis recibió este jueves sepultura en la isla de Creta, y después de tres días de despedida multitudinaria en Atenas fue enterrado en el cementerio de Galatás, una pequeña localidad junto a La Canea, donde reposan también sus padres y hermano.

El féretro con sus restos mortales llegó a primera hora de la mañana al puerto de La Canea, desde donde fue trasladado a la plaza del mercado municipal para dar a los cretenses la oportunidad de dar su último adiós al músico más internacional que ha tenido Grecia en el siglo XX.

Con lágrimas en los ojos, entonando canciones de su inmenso repertorio, entrecortadas por gritos de «Mikis, inmortal», los cretenses se despidieron del compositor fallecido hace una semana a los 96 años.

Desde primeras horas de la mañana miles de personas se acercaron hasta alguno de los puntos por los que tenía que pasar el cortejo fúnebre, para rendir así homenaje a quien consideran ha sido siempre hijo de la isla, a pesar de haber nacido en Quíos y haber vivido en muchas partes.

Tras el funeral celebrado en la iglesia San Nicolás de Galatás, al que, al igual que la ceremonia celebrada el miércoles en Atenas asistió la primera plana política, los restos mortales de Theodorakis fueron trasladados al cementerio.

Theodorakis había manifestado su deseo de ser enterrado junto a sus progenitores y su hermano. Sus familiares intentaron evitarlo porque habían decidido inhumarlo en el pueblo donde el músico tenía su segunda residencia, en la provincia de Corintia.

Finalmente, un tribunal decretó que había una última voluntad expresada claramente por escrito en varias cartas.

Mikis Theodorakis (EFE/EPA/ORESTIS PANAGIOTOU)

Miembro del partido comunista KKE durante la mayor parte de su vida política, con algunas épocas en las que se alejó del partido y llegó a ser ministro y diputado de la conservadora Nueva Democracia, Theodorakis volvió a sus orígenes al final de sus días, como manifestó en una carta al líder del partido, Dimitris Kutsumbas, publicada tras su muerte.

«Ahora, al final de mi vida, en el momento de sacar cuentas, los detalles desaparecen de mi mente y quedan las ‘cosas grandes’. Así veo que pasé mis años más críticos, fuertes y maduros bajo la bandera del KKE. Por eso quiero dejar este mundo como comunista», dijo quien durante la II Guerra Mundial, guerra civil y dictadura griegas había sufrido en carne propia la prisión y la tortura.

EFE




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