Hay carreteras en Venezuela que se han vuelto un infierno de asfalto, entre los árboles se esconden asesinos, ladrones, maleantes, en fin personas dedicadas a delinquir y a desgraciarles la vida a venezolanos que viajan a diferentes destinos. Hace tres años, cuando muchos celebraban la llegada de los Reyes Magos, en la autopista Valencia Puerto Cabello una bala le quitaba la vida a la Miss Venezuela y actriz Mónica Spear y a su esposo Thomas Berry; el país se puso de luto ante un suceso tan impantacte.

No fue un hecho novedoso, si de modus operandi se trata, pero la personalidad que ese día perdía la vida, reflejaría los altos niveles de delincuencia en el país y en las carreteras más importantes del territorio nacional.

Los que viajan constantemente a Puerto Cabello, saben donde queda El Cambur, unos kilómetros antes de llegar al Palito, ahí, cerca de las 10:30 de la noche mientras la autopista se ensombrecía ante la falta de alumbrado, el crimen volvía a trabajar, sin restricciones, ni miedo; matar no es algo nuevo para ellos.

El kilómetro 194 de dicha autopista, rodeada por montañas quedó marcado al ser ese el lugar en donde el crimen ocurrió, luego de que sus cauchos se espicharan por aplastar unos «miguelitos» una especie de artefactos de diseño rudimentario destinados a esa labor.

Mientras esperaban la grúa que los remolcaría ocurrió todo, en tan sólo segundos, la muerte entró a sus vidas representada por el hampa común que un gobierno nunca supo, ni quiso erradicar y a la que dio riendas sueltas tras un sistema policial decadente y corrupto.

 

TRAS LAS REJAS

Quizas el despliegue comunicacional y social que provocó la muerte de la actriz, protagonista de «Mi Prima Ciela» obligó al gobierno a mover sus piezas para intentar buscar culpables que se responsabilizaran por el asesinato, pero más allá de esta repentina preocupación se buscaba reflejar la eficiencia de la cúpula política en esta materia tan desprestigiada.

La pena máxima les fue impuesta a tres ciudadanos, Alejandro Maldonado Pérez (23), Franklin Cordero Álvarez (30) y Leonar Marcano Lugo (35) mientras que a Eva Armas Mejías (39) fue condenada a 10 años.

Los delitos por los que fueron culpados son: homicidio intencional y delio en grado de frustración en prejuicio de una niña de cinco años.

El Rodeo I pasó a ser su nueva casa, entre seres como ellos, destinados a reformarse en un submundo que lejos de este proceso existe un empeoramiento que los contamina más de lo que ya se encuentran. En el caso de Mejías su traslado fue para el anexo femenino del Internado Judicial de Carabobo.

 

FRIALDAD

Mas allá de las muertes que impactaron a la sociedad y que dejaron a una niña desprotegida del calor de sus padres hay una realidad de tras de todo esto que ensombrece la calidad humana del venezolano y que deja a la vista la putrefacción de una parte de la sociedad.

Según uno de los asesinos apodado «El Gato» el robo fue planeado por 6 personas, aunque admitió que Mónica no era un objetivo si no una víctima del azar.

“Nosotros los robamos normal, los revisamos. No les encontramos nada. Yo sí agarré una cámara, ella se quedó quieta, era un robo. Yo la revisé, no les conseguimos prendas ni nada. Ella no decía nada. El esposo sí hablaba, pero no le entendí nada porque hablaba en otro idioma. Yo pegué (sometí) a uno de los grueros y el otro se fue corriendo al otro lado de la vía. Yo estoy pendiente por si viene el gobierno, porque si viene el gobierno mi decisión es echarle candela, y cuando nos vamos, que vamos subiendo, el gruero (que se había escapado) se detona con la pistola, y nosotros nos detonamos todos. Si el gruero no se detona nosotros nos vamos relajados”, contó en un audio que fue divulgado.

Sumergido en una total frialdad, Franklin «El Gato» Alvarez admitió no sentirse arrepentido ante su crimen y asegura que algún día saldrá, lo que permite pensar a aquellos que leen y conocen la historia sobre muchas irregularidades dentro de los penales y centros judiciales en el que las penas se reducen ante el mejor postor.




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