Crisis humanitaria en Yemen. (Foto Referencial)

La epidemia de cólera que sufre el Yemen, que ha provocado la muerte de más de 1.700 personas, es «el reflejo de la emergencia humanitaria debido al conflicto» que estalló en el país en marzo de 2015, aseguró a Efe Helena Valencia, jefa de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF).

En una conversación telefónica con Efe desde la capital yemení, Saná, Valencia destacó que este «brote sin precedentes» es «una de las consecuencias de dos años y medio de conflicto», que han provocado el colapso del sistema sanitario y una grave situación humanitaria con dos millones de desplazados internos.

La población «no tiene agua potable ni (sistema de) saneamiento», por lo que el contagio a través de la ingesta de agua o de alimentos contaminados -en ocasiones, por las aguas fecales- es muy frecuente y hace que el cólera se propague rápidamente, explicó Valencia.

La comarca de Abs, situada en la provincia noroccidental de Haya, donde se registró el primer caso de cólera en marzo, es un ejemplo de la dramática situación del Yemen, «expuesto a enfermedades que no deberían de surgir» ahora, aseguró la representante de MSF, que tiene un equipo de más de 200 personas en esa zona.

La provincia de Haya es la tercera con el mayor número de casos sospechosos de cólera -de un total de 297,438 en todo el país- y un 20 % de estos han sido atendidos en el centro de MSF, detalló.

Los pacientes presentan «fuertes diarreas y deshidratación», relató Valencia, quien añadió que estos síntomas se pueden curar con rehidratación y antibióticos en condiciones normales.

«Vienen de muy lejos, les ha costado encontrar un medio de transporte» y, por ello, «los que llegan tarde (al hospital) pueden morir pocas horas después».

La epidemia afecta a toda la población, explicó la representante de la ONG, aunque la franja de edad que registra más casos es la de entre 20 y 40 años, y los más graves son los ancianos, a los que hay que suministrarles antibióticos porque su sistema inmunitario es débil.

Asimismo, destacó que los niños sufren especialmente la enfermedad porque ya se encuentran desnutridos: «la inflación es muy alta y (las familias) no pueden comprar comida», remachó.

A las duras condiciones de vida, se suma el colapso del sistema sanitario: en los centros aún en funcionamiento, puede que no haya personal médico o medicamentos, debido a que los funcionarios llevan ocho meses sin cobrar sus sueldos.

La epidemia del cólera afecta a 22 de las 23 provincias del Yemen, esto es, al 87 % de sus distritos o comarcas, y ha dejado ya 1.706 víctimas desde que se registró el primer caso mortal a finales de abril, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para detener el rápido contagio de la enfermedad, Valencia consideró que es necesario, ante todo, la prevención: que la población tenga acceso a agua limpia y saneamiento.

Por ejemplo, a los pacientes sospechosos de haber contraído el cólera que pasan por la clínica de MSF, se les entrega un paquete higiénico para prevenir el contagio a los demás miembros del hogar.

Valencia pidió a la comunidad internacional ofrecer más «ayuda de emergencia» al Yemen para frenar la crisis, a corto plazo, facilitando el acceso a agua potable, algo muy escaso en la mayor parte de los rincones del país.




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