Si murió Babe Ruth, ¿por qué no yo?

Coral Gables, Florida. (VIP-WIRE).-

Fidel Castro y yo no cabíamos juntos en el más allá… A mí me devolvieron a la casa…

No me preocupa amanecer cada día más viejo. Cuando uno deja de hacerse más viejo, ha muerto…

Quienes prefieren ser cremados tienen serias dudas acerca de la muerte…

 -O-O-O-O-O-

 Papa Dios le preguntó a San Pedro…:

“¿Qué hay de nuevo?”.

“Divino Padre, por ahí viene Juan Vené”.

“¡Nooooo, Pedro!... No hacemos nada con periodistas, necesitamos es pitcheo, ¡pit-cheo!. Devuelve a ese hombre, querido Pedro!”.

Al paciente es a quien menos le dicen cómo está. Yo me sentía tan mal que ya ni sentía. Pero alcancé a ver un festival callejero de ambulancias con sus para médicos y los anexos del caso. Como camillas con sus camilleros y todo el mundo moviéndose a prisa.

Me dí cuenta que debía estar muy mal de salud para provocar tal revuelo. Fue cuando pensé…: “Bueno, ¿qué puedo esperar yo? si han muerto Jesucristo, Simón Bolívar, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Costilla. Murió Babe Ruth y murió Roberto Clemente, y Ty Cobb murió, igual que murieron Héctor Espino, Vidal López y hasta George Steinbrenner murió.

Mi problema era cardiovascular. Es decir, estaba tan mal mi corazón como mis pulmones. ¡Double play!. Por eso debía descansar, reposar, dormir.

Pero eso no es posible si estás hospitalizado. Al menos si te llevan a donde me llevaron a mí, al “Coral Gables Hospital”, porque todo médico, toda enfermera o enfermero que pasa por la puerta de tu habitación, entra. Uno te inyecta, otro te toma la tensión, o te jurunga donde menos lo esperas, uno más te pregunta cómo te sientes y se va. Y viene el otro. Nunca supe cada cuánto tiempo ocurría, pero me pareció que era cada 15 minutos, noche y día, sin descanso mientras estás ahí.

Y no puedes irte ni fugado. Porque te han quitado toda tu ropa y solo vistes una cómica y fresca batita que te cubre hasta las rodillas y la cual hay que ponérsela al revés. Es decir, te cubre muy bien por el frente, pero quedas a la intemperie, expuesto, por detrás.

Fue invento de alguien que considera muy bellas las nalgas, en comparación con nuestras facultades frontales.

En cuanto a la comida, contra lo que dicen de casi todos los hospitales, la del “Coral Way” me pareció muy buena. Bien servida, y daban a escoger una especialidad de dos en cinco tramos de cada comida, incluso postre. Creo que aumenté mi peso en unos cuantos kilos.

En ese hospital nadie descansa, todo lo contrario, uno se cansa de tanta visita. Tres veces al día vienen a preguntar qué quieres comer, tres veces a día te traen la comida, y docenas de veces al día te inyectan o te toman la tensión.

La pasé bien, porque las enfermeras y los enfermeros tienen gran sentido del humor y de la salsa. Y eso me llena.

NOTA.- Puedes leer todo el archivo reciente de Juan Vené en la Pelota” en internet, si entras en, el deporte vuelve a unirnos.

 Gracias a la vida que me ha dado tanto, incluso un lector como tú.

Únete a nuestros canales en Telegram y Whatsapp. También puedes hacer de El Carabobeño tu fuente en Google Noticias.

Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente la posición de El Carabobeño sobre el tema en cuestión.

Newsletters

Recibe lo mejor de El Carabobeño en forma de boletines informativos y de análisis en tu correo electrónico.

Si murió Babe Ruth, ¿por qué no yo?

JUAN VENE

Activa las notificaciones Lo pensaré