El alza de los precios asecha las navidades de los venezolanos. Este año los padres deben enfrentarse a una inflación acumulada que según Ángel Alvarado, diputado a la Asamblea Nacional (AN), hasta noviembre se ubicó en mil 369%. Esto los obliga a hacer malabares para comprarle a los niños algunos estrenos y el tradicional regalo de Niño Jesús.
Faltan menos de cinco días para la llegada de la Navidad y Erika Robaina se encuentra junto a su esposo haciendo las últimas compras antes del próximo domingo. Se considera afortunada porque pese a las dificultades, este año sus hijos tendrán ropa nueva, un regalo bajo el árbol y disfrutarán de una cena familiar.
Desde hace algunos años, cuando comenzó el decaimiento de la economía en el país, esta pareja decidió hacer el sacrificio de no comprarse nada para ellos y enfocarse únicamente en satisfacer las necesidades de los niños, pero cada diciembre se les hace más difícil. «Realmente nos esforzamos en nuestros trabajos para ahorrar y poder mantener esta tradición».
Las compras se convirtieron en una extenuante cacería de ofertas. Robaina detalló que han visitado varios centros comerciales en busca de precios asequibles que les permitan costear los juguetes y la ropa. «Pensamos en forrar los regalos nosotros mismos para evitar ese gasto, pero para eso tendríamos que invertir tiempo en el que podríamos estar produciendo dinero».
SIN PODER ADQUISITIVO
En diciembre de 2016 el sueldo mínimo integral era 90 mil 812 bolívares, mientras que el de este año es de 456 mil 507 bolívares. Pese a que hubo un amento de 402,6% entre un año y otro, la galopante inflación convierte el dinero en sal y agua. La AN señaló que el mes pasado el índice inflacionario intermensual llegó a 56,7%.
Los reiterados ajustes en los salarios realizados por el Ejecutivo son insuficientes ante la falta de medidas económicas correctivas que sean verdaderamente asertivas. Hoy el poder adquisitivo del venezolano ha disminuido considerablemente. Luis Rosales, quien también se encontraba haciendo las compras para Nochebuena, sabe que es esa la principal razón por la que este año es más cuesta arriba mantener las tradiciones decembrinas.
Igual que en la familia de Erika Robaina, en la de Rosales básicamente los estrenos quedaron solo para los niños, y con esfuerzo compraron los juguetes. «En años anteriores era más fácil porque lo que ganabas trabajando servía para pagar los productos sin andar rebuscando y regateando precios. Cada vez se hace más complicado».
Mariela Espinoza, esposa de Luis, agregó que esta vez todo se redujo para hacer la cena navideña. Ya no harán la misma cantidad de hallacas para regalar a los familiares sino las justas para ellos y sus dos hijos. Tampoco saben si podrán incorporar a la mesa el pan de jamón, cuyo precio supera el sueldo mínimo de 177 mil 507 bolívares. En muchas de las panaderías de la Gran Valencia ya ronda los 250 mil.
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NAVIDAD DECEPCIONANTE
Para Victoria Blanco, vendedora de una tienda de pantalones ubicada en centro comercial La Granja, en Naguanagua, la temporada navideña de 2017 no ha sido buena en comparación con otros años. «Esperábamos vender más», dijo mientras se encontraba frente a la caja registradora, sin clientes.
Siempre nos preparábamos para la semana del 24 de diciembre, porque era una locura la cantidad de personas que venían, recordó. Pero las ventas mermaron de manera significativa. Ahora hay días en los que simplemente no venden nada debido a los altos precios de la mercancía.
Siete millones 200 mil bolívares cuesta el pantalón de menor costo de la marca americana Levi’s, mientras que los más costosos pueden llegar a alcanzar los 10 millones. «La situación es decepcionante para mí como vendedora y para los clientes, ya que muchos se quedarán con las ganas de comprar», sostuvo.
No hay un promedio de ventas fijo, sino más bien días con y sin suerte, explicó Blanco. Los sábados y domingos esperan vender entre 70 u 80 millones diarios, pero no han podido alcanzar esta cifra hasta el momento. El fin de semana que pasó pudieron facturar apenas 20 millones, lo que representa solo 25% de la meta propuesta.
Debido a los precios de los pantalones importados, asequibles solo para algunos pocos, los dueños de la tienda se vieron en la obligación de no solo vender Levi’s sino además incluir otros productos de producción nacional, que tienen un precio menor. «Así es que se ha podido mantener la tienda», manifestó.
2017 SIN FINAL FELIZ
El ambiente festivo en los grandes centros comerciales carabobeños no es el mismo. Se puede notar incluso en sus decoraciones. Cada vez hay menos presupuesto para las interminables cascadas de luces, las extravagantes guirnaldas navideñas y los enormes pinos decorados con centenares de detalles.
A juicio de Jessica García, encargada de un tienda de juguetes y envoltura de regalos en el Sambil de Valencia, la afluencia de clientes disminuyó notablemente. «Antes la semana del 24 era una locura», afirmó con nostalgia. En años anteriores las personas hacían filas para poder comprar juguetes o forrar los presentes, hoy la tienda está vacía.
Los padres incluso prefieren comprar el papel de regalo y envolverlos ellos mismos para aminorar los costos, ya que un pliego cuesta 20 mil bolívares, mientras que una envoltura completa, con lazo incluido, en la mayoría de los establecimientos alcanza los 60 mil, aseveró García.
Los venezolanos continúan haciendo malabares para sortear las dificultades de un 2017 que no tendrá un final feliz. La Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la AN estima que para el cierre del año Venezuela tendrá una inflación de dos mil 100%, la más alta en la historia del país y del mundo en este momento.
