(AFP)

Los candidatos a la presidencia de Brasil se lanzaron el sábado a las redes sociales con transmisiones en vivo y una nerviosa catarata de tuits, en la víspera de una elección polarizada en la que el ultraderechista Jair Bolsonaro llega como favorito.

Bolsonaro, que apuesta a ganar en primera vuelta, tiene 36% de intenciones de voto, según las dos últimas encuestas publicadas por la noche, en tanto que su principal adversario, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), tiene 22%.

Si se tienen en cuenta solo los votos válidos (que excluyen los blancos y nulos), Bolsonaro lega a 40% en la encuesta de Datafolha y a 41% en la del instituto Ibope.

Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), tuvo un fuerte crecimiento en las encuestas después de ser apuñalado en un mitin el 6 de septiembre y llega por primera vez el 40% de votos válidos, pero los analistas ven improbable que pueda evitar una segunda vuelta el 28 de octubre.

Así y todo, el excapitán del Ejército, de 63 años, apuesta por un empuje final.

«Si entre hoy y mañana cada uno de ustedes consiguen ganar apenas un voto, liquidamos el asunto en la primera vuelta. Podemos hacerlo. Hay aún muchos indecisos, mucha gente que busca el voto útil», escribió Bolsonaro por la noche en su cuenta Facebook.

Los sondeos indican que en una segunda vuelta los dos políticos, que son al mismo tiempo los favoritos y los que tienen mayor índice de rechazo, estarían en empate técnico, con tendencia a favor de Bolsonaro (45 a 43% según Ibope y 45 a 41% en Datafolha).

En un intento por mostrar su fuerza, los partidarios de Bolsonaro recorrieron las calles de Brasilia, en una larga caravana de automóviles.

«Hoy Bolsonaro es lo mejor para el país, es la esperanza de un país mejor», dijo a la AFP Cácio de Oliveira, funcionario público. «Si no tuviéramos a Bolsonaro nos convertiríamos en una Venezuela«.

Bolsonaro ha logrado una base de apoyos en el Congreso que reúne a los representantes del agronegocio, a los partidarios de la liberalización del porte de armas y, últimamente, a las iglesias evangélicas, muy poderosas en el religioso Brasil.

El llamado del PT

Haddad también se dirigió a sus partidarios a través de las redes sociales.

«En este momento, todo voto es importante: todo debate, toda conversación, todo material de campaña que se comparta y las buenas noticias, como también las respuestas contra las mentiras», indicó quien fue designado para sustituir como candidato al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción.

La cuenta oficial de Lula se unió a la campaña tuitera pidiendo a sus simpatizantes «declarar su voto por Haddad en las redes sociales».

En una nueva carta a sus seguidores, el exmandatario (2003-2010) aseguró que el PT «es el que tiene la experiencia más exitosa de gobernar Brasil, con la política más fuerte de inclusión social».

En Sao Paulo, en una jornada lluviosa, una manifestación contra Bolsonaro reunió apenas a unas 2.000 personas, muy lejos de las protestas masivas de una semana atrás, convocadas con la consigna #EleNao (Él No).

«Espero sinceramente que podamos derrotar a Jair Bolsonaro, lo que hoy significa que haya un segundo turno», afirmó Daniela Mussi, una socióloga que participó en ese acto.

La presidenta del Tribunal Superior Electoral (TSE), Rosa Weber, se dirigió por la noche al país, abogando por la tolerancia.

«Es legítimo y saludable que ejerzamos nuestras opciones observando las reglas del juego democrático, pero que lo hagamos viendo a quien piensa diferente de nosotros como alguien que merece respeto, tal como nosotros merecemos respeto», declaró Weber, que calificó a la democracia brasileña como «una obra inacabada» y «una conquista diaria en constante construcción».

Campaña basada en «miedo y frustración»

El PT gobernó Brasil de 2003 a 2016, un reinado de 13 años que terminó brutalmente con la destitución de Dilma Rousseff por el Congreso, acusada de manipular las cuentas públicas.

Ahora promete volver a los años de gloria de su líder encarcelado, cuando los planes de inserción social y una economía boyante permitieron a más de 30 millones de brasileños salir de la pobreza extrema.

Pero la crisis económica que ha dejado casi 13 millones de desempleados, la violencia endémica y los escándalos de corrupción han generado un fuerte «antipetismo».

«Bolsonaro tuvo una campaña muy basada en el miedo y la frustración», explicó a la AFP Guilherme Casaroes, profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas. «La gente asocia mucho la crisis económica y la corrupción al gobierno de Dilma, del PT. Eso también ayuda a estimular el sentimiento antipetista, que ya es muy fuerte».

Unos 147 millones de brasileños están convocados a votar el domingo para elegir al sucesor de Michel Temer. AFP




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