Israel votará mañana en unas disputadas elecciones generales en las que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, busca revalidar la victoria y tener un quinto mandato al frente de una coalición derechista pero en las que la plataforma centrista Azul y Blanco, de Beni Gantz, podría ser la más votada.
A pocas horas de los comicios, los candidatos se reúnen en sus sedes y algunos realizan maratonianas llamadas telefónicas o hablan en las redes sociales con los electores para animarles a votar por su formación, mientras que otros mantendrán encuentros con sus seguidores en una última carrera antes de los comicios.
Netanyahu salió hoy a hacer campaña en el popular mercado de Mahané Yehudá, en el centro de Jerusalén, y ayer enfatizó su mensaje de que "el Gobierno de derechas está en peligro", y reiteró su promesa de que si consigue gobernar extenderá la soberanía israelí a colonias judías en el territorio palestino ocupado de Cisjordania.
Gantz, su principal rival, declaró hoy en la radio del Ejército que Israel debe elegir entre "una dirección de unidad" y "esperanza" o una de "extremismo" bajo el actual primer ministro.
Los sondeos dan a su coalición, Azul y Blanco (integrada por Resiliencia para Israel de Gantz, el centrista Yesh Atid, de Yair Lapid, y Telem, de Moshe Yaalón) la primera posición a poca distancia del Likud.
A pesar de ello, las encuestas dan a los partidos de derecha -Likud, Nueva Derecha, Zehut, la Unión de Partidos de Derechas y las formaciones ultraortodoxas- suficientes escaños para formar un bloque mayoritario y crear un nuevo Gobierno, mientras que prevén que Gantz no tendrá margen suficiente para formar una coalición.
Un futuro Gobierno de derechas "no está en peligro", considera el analista Yuval Karni en el periódico local Yediot Ahronot, que señala que "el bloque derechista tiene una clara mayoría" en las encuestas, que indican que mantendrá una ventaja de 63, 64 o más escaños en el Parlamento israelí (con un total de 120 asientos) sobre el conjunto de fuerzas centristas, de izquierda y árabes.
A un día de las elecciones, alrededor de medio millón de israelíes de un censo electoral de 6,3 millones de votantes (84% judíos y 16% árabes) duda a qué partido apoyar, y se prevé que lo decida en el último momento, indica el diario Maariv.
"Muchos de los indecisos están dudando entre los dos grandes partidos, Likud o Azul y Blanco, y algunos siguen dudando e incluso están considerando no votar", explica el periodista Mor Shimoni.
Con cuarenta partidos que se presentan en los comicios, se prevé que la fragmentación política siga siendo la lógica imperante, una característica histórica que ejemplifica la imposibilidad de que un partido obtenga mayoría absoluta en Israel.
Algunos luchan para llegar al umbral mínimo de 3,25% de votos para obtener representación parlamentaria. Los que lo superen, obtendrán automáticamente al menos cuatro escaños.
Entre las formaciones que luchan por su supervivencia están grupos con una larga trayectoria, como el ultraderechista Israel Nuestro Hogar, del exministro de Defensa Avigdor Lieberman, o el pacifista Meretz, contrario a la ocupación de los territorios palestinos y favorable a la solución de dos estados, un asunto que ha quedado fuera de los principales debates de la campaña electoral.
La Policía ha ultimado los preparativos de seguridad, con 17.000 agentes, policías fronterizos y voluntarios que se desplegarán para mantener el orden público en unos 10.000 colegios electorales, donde se podrá votar entre las 8:00 y 22:00 hora local (5.00-19.00 GMT).
Tras las elecciones y las pertinentes consultas con los partidos, el presidente israelí, Reuvén Rivlin, encargará la creación de un nuevo Gobierno al candidato con más opciones para formar una coalición, para lo que tendrá un plazo de 45 días que se podrá ampliar otras dos semanas.
Parte de la población ya ha empezado a votar, ya que lo ha hecho el persona diplomático en el exterior y los soldados del Ejército destacados en distintas bases militares, que pueden hacerlo 72 horas antes de la jornada electoral.