Gabriela del Mar Ramírez, quien ocupó el cargo como defensora del Pueblo entre los años 2007 al 2014, manifestó que ninguna Asamblea puede catalogarse como Constituyente si primero no bebe de la soberanía popular.
Ramírez señaló que las bases comiciales de una Constituyente deben pasar por la aprobación universal y directa de todo el país. Añadió que es impensable elegir constituyentistas si todo el pueblo no aprobó antes cuales serán los términos y condiciones de esa elección. «Y luego, esos señores deberán volver a someter a la aprobación popular el producto de su labor».
A través de una carta publicada en Facebook, indicó que si tanto la consulta de elaborar una nueva Constitución como su texto íntegro fue sometido a referendo popular en el año 1999, ¿no es acaso una regresión en materia de derechos humanos retornar a esa práctica? ¿Acaso no es esa idea una violación flagrante de los derechos humanos de todo el pueblo a expresarse a través del voto? ¿Y que consecuencias terribles puede traernos a todos la tozudez de querer imponerla a trocha y mocha?
LA DEFENSORÍA
En un texto titulado «La voz del pueblo es la voz de Dios», expresó que hoy mira con tristeza a la Defensoría del Pueblo, aquella institución que fue vigorosa y orgánica, a la que la mayoría de sus servidores prefirieron abandonar y quedarse sin empleo antes que ser usados como el público de un titular que parece estar más interesado en defenderse a sí mismo que al pueblo, explayando su historia personal en cada intervención.
Sostuvo que desde hace dos meses hay vidas que se escurren como agua derramada por un desagüe que ninguno parece capaz de contener. «Y si entendemos que se violan derechos humanos por actuación u omisión», impedir esas muertes es una enorme responsabilidad del Estado y la Sociedad «porque si no somos capaces de sentir compasión por la muerte de un compatriota –y ya son más de cincuenta- no merecemos ser definidos como humanos».