Historia y Tradición

El valeroso prócer caraqueño José Félix Ribas, el 12 de febrero de 1814 en la población de La Victoria, se inmortalizo, defendiendo la ciudadela organizada como posición defensiva, luego de ocho horas de combate y recibir nueve cargas de la caballería enemiga, derrotó a las huestes del sanguinario José Tomás Boves, comandadas esta vez por Francisco Tomás Morales. A las cuatro de la tarde se decide la acción, gracias a la oportuna llegada del comandante Vicente Campo Elías con refuerzos. El Libertador al conocer el día 13, la noticia en su cuartel general ubicado en Valencia, designó a Ribas «Vencedor de los tiranos en La Victoria».

Por la heroica y decidida participación de los jóvenes en tan importante acción bélica, la Junta Revolucionaria recomendó a la Asamblea Nacional Constituyente, recordar tal efemérides, y a tal fin, elaboró el 10 de febrero de 1947 un decreto, aún vigente, de conmemorar el 12 de febrero «El Día de la Juventud Venezolana». Algo inédito en los anales de la historia mundial, lo constituye, que el Libertador desde Valencia, nombró al niño de tres años de edad José Félix Ribas Palacios, capitán vivo y efectivo de infantería de línea, con goce de sueldo.

Este párvulo, hijo único de José Félix Ribas Herrera y María Josefa Palacios, hermana de Doña María de la Concepción Palacios Blanco, madre del Libertador, nació en Caracas el 14 de febrero de 1811. En 1823, ingresa al servicio militar con igual grado, autorizado desde Bogotá el 7 de abril de 1823, por el vicepresidente, el general de división Francisco de Paula Santander, refrendado por el Secretario de Guerra y Marina, el coronel barinés Pedro Briceño Méndez.

En Venezuela es admitido oficialmente el 18 de mayo de 1823 por el general José Antonio Páez desde su cuartel general ubicado en Valencia; el general Carlos Soublette, Intendente del Departamento de Venezuela, quedó encargado del cumplimiento de esta ordenanza. El capitán Ribas, a los cuarenta años, desposa en Caracas el 22 de mayo de 1851 a Carmen Villavicencio Anzola. Retirado del servicio de las armas, se dedica a labores agrícolas en el Valle de Caracas.

El Congreso Nacional en 1856, a través de la Comisión de Guerra del Senado, en un acto de justicia histórica, ante una disposición del mismo Libertador, decretó el 25 de febrero, el pago de sueldo y un adicional de veinte mil pesos por parte del Tesoro Público, en gratitud a los valiosos servicios prestados a la patria por su padre, el «Benemérito» general en jefe José Félix Ribas, fallecido brutalmente en el campo del honor. Artículo 1ro- Como un testimonio de gratitud a los grandes e importantes servicios prestados por el general en jefe José Félix Ribas a la noble causa de la independencia de Colombia, se conceden a su hijo legítimo José Félix Ribas Palacios, la suma de veinte mil pesos que se le entregarán por porciones de cinco mil pesos en los cuatro años económicos próximos a contar desde el entrante inclusive. Artículo 2do- Con la asignación expresada en el artículo anterior, quedan canceladas las acreencias que reclama de Venezuela el capitán Ribas Palacios.

Con el tiempo y ante la difícil situación económica, se vio en la necesidad de recordarle el 1ro de julio de 1869 al señor González Vega, ministro de Hacienda, honrar con la deuda pendiente por parte del Tesoro Público de los veinte mil pesos, decretados en 1856. Muere en Caracas el 18 de junio de 1875, sin recibir por parte del Estado, su justo reclamo económico. La viuda, continuó las gestiones ante el Congreso Nacional, por tal motivo la Cámara del Senado el 14 de julio de 1909, aprobó por unanimidad, reforzado con un nutrido aplauso, que en la ley de presupuesto de ese año se le asignen ochenta mil pesos, que por derecho le corresponden; el documento pasó a la Comisión Permanente del Ministerio de Relaciones Interiores.

El 28 de diciembre de 1909, la viuda realizó las gestiones ante la Junta de Pensiones, para la asignación de quinientos bolívares. Tuvieron que transcurrir casi cien años, para cumplir la disposición del Libertador, quien por cierto escribió en Lima el 25 de mayo de 1825, su proyecto de constitución para Bolivia, allí dijo: «…La responsabilidad de los empleados públicos, se señala en la Constitución». Sobre el tema, escribe desde Coro al Gral. Páez el 23 de diciembre de 1826: «…Mi gloria se ha fundado sobre el deber y el bien»




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