Reiver Rojas tiene 10 años, un diagnostico de leucemia desde 2019, y tiene clara la realidad que debe enfrentar junto a su familia. Su clamor conmueve. Él pide a quien pueda ayudarlo, a él y al resto de los niños con cáncer en Carabobo, ante la falta de insumos tan básicos para sus tratamientos como las inyectadoras que no hay en los hospitales.
Sin la risa ni las travesuras típicas de su edad, se le vio la mañana de este martes en la Catedral de Valencia. Fue con su madre y un grupo de familias que también tienen a niños con la enfermedad, a pedirle a la Virgen del Socorro, no solo por su salud, sino por la posibilidad de contar con una atención digna.
“Le hago un llamado a la gente porque en los hospitales no hay inyectadoras, soluciones y en los bancos de sangre tampoco hay nada”, expresó preocupado.
Él vive en Tocuyito y recibe tratamiento contra el cáncer en la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera (CHET), de Valencia. “Ahí todo está bien, pero no hay nada”, dijo con una sublime inocencia que no le impide darse cuenta lo difícil que es para su mamá conseguir el dinero para comprar todo lo que necesita. “Menos mal que hay gente nos ayuda”.
Muertos por falta de donación de sangre
La situación para ellos es cada vez más dramática. Hace cinco años estos pacientes necesitaban medicamentos, eso se mantiene, pero ahora requieren también insumos básicos que representan un constante gasto para sus familiares.
La hija de Mirlenys Azuaje terminó la quimioterapia hace siete meses. Aún así, debe hacerle exámenes mensuales. “Solo en hematología completa son ocho o 10 dólares, depende del lugar”.
Durante los más de dos años que estuvo en estancias prolongadas en el hospital, vio de frente la emergencia humanitaria compleja que tanto ha sido denunciada. “Era un grupo de cuatro pacientes con cáncer en el que estaba mi niña, solo quedan dos, los otros fallecieron”.
Con impotencia recordó que hace un mes despidieron a uno que murió por falta de sangre, porque no había donantes y en el banco del centro de salud no había ni una gota. “Se mueren por falta medicinas, hasta de soluciones”.
El déficit de personal también afecta a estos niños con cáncer. Hay momentos en los que no hay ninguno y sus madres deben buscar uno por todo el hospital para que le pongan los tratamientos. Lo mismo pasa con las camareras que son insuficientes y le toca a los familiares limpiar los baños y las habitaciones.
El efecto pandemia en los niños con cáncer
Las estadísticas de la Fundación de Ayuda a los Niños con Cáncer del Estado Carabobo (Fundanica) son dramáticas. Hace seis años atendían con 340 pacientes, hoy solo tienen a 70.
“La mayoría son angelitos porque no ha podido cumplir sus tratamientos con los protocolos adecuados según la OMS”, señaló la directora de relaciones institucionales de esa organización, Virginia Segovia de Bolívar.
Durante la pandemia la situación se ha agudizado. “Estas familias empiezan a padecer desde que salen de sus casas por la falta de transporte, y a eso se suma los problemas de los servicios públicos en los hospitales que obligan a las madres a cargar agua para limpiar y bañar a sus hijos”.
Según sus datos, a realidad es la misma tanto en la CHET como en el Hospital Universitario Ángel Larralde (HUAL), de Naguanagua, con la falta de medicamentos e insumos.
“Que a una casa llegue un cáncer es una tragedia, pero en estas condiciones es deplorable… Pedimos a las autoridades que garanticen que estos niños sean atendidos como se merecen, se nos están muriendo”.
Durante lo que va de 2021 ya son 32 los pacientes pediátricos con cáncer que han fallecido en Carabobo. A esto se suma la necesidad de trasplante de médula de quienes tienen leucemia, como Reiver.
En la CHET existe una unidad que se encarga de este servicio, pero hay que llevarlo todo y eso se traduce en un gasto de alrededor de 20 mil dólares que muchos no tienen.
Ante esta realidad, le pidieron a la patrona de Valencia por la salud de estos pacientes. “Es un llamado de socorro, de auxilio por nuestros niños”.
