La sal, mineral no metálico, que en otrora sirvió como valor de cambio para financiar guerras, se convirtió en uno de los negocios lucrativos a escala mundial. Considerada como la única piedra comestible para el ser humano, valorada por los dioses, es tal vez el condimento más antiguo, incluso, utilizado como elemento purificador en las ofrendas religiosas.
Al norte del estado Zulia, cruzando el río Limón y adentrándose a la localidad de Sinamaica, en el municipio Guajira, se observan pirámides de sal a la margen derecha de la Troncal Caribe, reseña Radio Fe y Alegría.
Cerca de 500 salineros, junto a los paleros, amontonan la sal en los patios de sus viviendas y las inmediaciones de las salinas para negociar con los intermediarios de las contratistas y poder acordar el precio justo del traslado de la sal a la industria.
“Siempre salimos perdiendo. Nos pagan lo que les dé la gana”, confiesa Ana Atencio. En la localidad de La Peña, parroquia Sinamaica, esperan pacientemente a “Amablito”, quien es pariente de la alcaldesa Indira Fernández y ha sido el enlace entre los salineros y las contratistas de la sal.
14 variedades de uso
Se estima que la llamada «piedra de los dioses» tiene catorce variedades y usos, siendo la industria química la mayor consumidora con más del 50 por ciento de la producción.
En Venezuela operan tres salineras con la anuencia del gobierno: las salinas de Araya, en el estado Sucre; Las Cumaraguas, en el estado Falcón; y Los Olivitos, en el municipio Miranda del estado Zulia. Esta última, la de Los Olivitos produce el 60 por ciento de la demanda nacional con casi 700 mil toneladas anuales.
Con información de Radio Fe y Alegría