El nuevo producto destruye de forma permanente las células grasas

Hasta hace poco, las opciones para tratar la papada eran quirúrgicas, como el lifting (cirugía abierta) o la liposucción. Muy eficaces, pero había que pasar por la mesa de operaciones. Otras alternativas menos agresivas, como el ultrasonido y la radiofrecuencia, resultan poco eficaces. Pero, la aparición de un tratamiento que de solución a este problema mediante una simple inyección (o varias) se presenta como un avance.

El nuevo producto –evaluado en cuatro estudios clínicos de fase III en los que han participado más de 2.600 pacientes de diversas partes del mundo– a base de ácido desoxicólico (el primero de su clase terapéutica), destruye de forma permanente las células grasas y ésta se elimina de forma natural a través del organismo. Después, esas células no pueden almacenar ni acumular grasa mejorando el perfil del mentón.

Muchas personas podrán ahora reducir o incluso hacer desaparecer su papada gracias a este nuevo tratamiento, explica Isabel de Benito, especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, y directora de la Clínica Porcuna&deBenito de Madrid.

La intervención de la «papada» es una de las más solicitadas en los centros de estética, especialmente entre los varones. Según un estudio de Allergan (el laboratorio que comercializa el producto), el 62% de los españoles asegura que la papada está entre sus tres preocupaciones estéticas principales en relación a su rostro (Luego de las bolsas de los ojos y la flacidez de la piel). Y el 17% confiesa tenerla, el 72% de los cuales asegura que ésta tiene un grado moderado-extremo.

Y, ¿cómo se aplica? El tratamiento dura entre 30 y 45 minutos y es necesario el uso de anestésico local «porque duele un poquito, pero es totalmente ambulatorio. Se produce un poco de inflamación que dura entre dos y siete días máximo. Pero eso es señal de que está funcionando el tratamiento, expresa Fernando Urdiales, especialista en Medicina Estética y director médico del Instituto Médico Miramar de Málaga. El número de sesiones varía en función del volumen de grasa a disolver (ver gráfico) hasta un máximo de cuatro sesiones que se deben distanciar entre cuatro y seis semanas.

Pero ya desde la primera se pueden ver los resultados. Aunque las ventajas de este nuevo tratamiento no es solo que disuelve la grasa, sino que, además, contrae la piel.

«Desde que se pincha hasta el día 17 se produce la eliminación de la grasa localizada y, a partir del día 19 la piel empieza a replegarse», comenta Urdiales. El motivo por el cual la piel se tensa es porque se provoca una inflamación grande y, cuando esta inflamación se reabsorbe, las estructuras afectadas se retensan. Es lo que hace la fibrosis: retrae el tejido donde está ubicada», explica De Benito.

Las limitaciones…

A pesar de los buenos resultados obtenidos por el momento con el producto, éste también tendría ciertas limitaciones. Así no estaría indicado en aquellos casos en los que la grasa sea subplatismal, ni cuando exista gran flacidez cutánea o del músculo platisma. Tampoco en los grados 4.

Autorizado recientemente en España (el pasado mes de mayo), ahora sólo se encuentra en centros de referencia nacional. Estará disponible a partir de octubre para su uso por parte de dermatólogos, cirujanos plásticos y médicos especialistas en Medicina Estética. Porque aunque sencillo de aplicar, no está exento de riesgos, uno de ellos, que se inyecte donde no se «deba», pues disuelve la zona. Es por eso que este producto pueden manejarlo solo personas con un conocimiento exhaustivo de la zona.

La papada se debe a una acumulación de grasa localizada debajo del mentón y afecta tanto a hombres como a mujeres. Entre las causas principales por las que aparece están los factores genéticos, el sobrepeso y el envejecimiento.

Y dado el éxito obtenido con el producto en el mentón no parece descabellado preguntarse si sería eficaz en otras partes del cuerpo donde también haya acumulación de grasa. «Es de lógica pensarlo, y ya hay investigación clínica para utilizarlo en otras zonas como el abdomen o los muslos, pero la reglamentación es larga y costosa», cuenta De Benito, para quien el principal problema residiría no tanto en la eficacia, sino en la seguridad del paciente, «ya que habría que emplear más cantidad de producto y, ver que la grasa que se tiene que reabsorber no cause problemas para el riñón –explica–. Quizás podría resultar eficaz en zonas pequeñas.




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