Como lo dramatizó Paul Valéry (Francia, 1871-1945), reconocido escritor y filósofo, “el problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que era.” Así lo resumió con pasmosa claridad el gran filósofo francés. El pasado ha estado allí, siempre, arrastrando tiempos pesados, con sus guerras que han extendido masacres, entre gentes que no se conocieron, para provecho de gentes que se conocieron, pero que no se masacraron. Todos estos quiebres históricos, sociales y políticos, han operado sobre las personas y transportados por sus instituciones de sostén, y finalmente han generado y siguen presionando una desconocida, nueva visión del futuro. El resultado se ve y se siente, es impresionante, hay ahora un visión muy sufrida de temor con miedo al futuro.

Con frecuencia, y en forma recurrente, los pensamientos más importantes de muchas personas son los que contradicen sus propios sentimientos, y esto desarrolla fuertes conflictos y malestares psíquicos: son los temores, miedos y pánicos. Pero, como lo señaló Marco Valerio (40-104), el profundo poeta latino, “el verdadero dolor es aquel que se sufre sin testigos”.

El miedo al futuro está entre las razones que, como fantasmas, son capaces de conducirnos a grandes destrozos psíquicos. Vivir con temores o miedo al futuro es como si viviéramos en plena oscuridad de los tiempos ambiguos que saltasen de un pasado a un futuro, sin pasar por el presente. Con todos los sentimientos, tanto el físico, el psíquico y el social, atados a diario a nuestras cansadas consciencias. Para poder manejarnos en este tipo de amenazas psíquicas, ¡lo primero por hacer, seria no tenerle miedo al miedo!

¡Grandes atentados, de magnitudes nunca conocidas, sabemos ahora que pueden ocurrirnos! ¡Los medios sociales nos los exponen, detallados, en dramáticas realidades!

Guerrillas, violencia social sangrienta, con hambrunas, caravanas de emigrantes que huyen del país donde una vez vivieron bien, con nuestros abuelos y otros ancestros¡Todo esto es ahora dura realidad! ¡Realidad que podemos “tocar”! Esto ha hecho que mucha gente frustrada, que aprendió tantos miedos, haya generado miedo al futuro.

Pandemias impredecibles, arman a la gente en un pánico al futuro, que debemos aprender a manejar en las dolientes crisis emocionales. ¡Eventos que ya dejaron de ser “fantasías”, temas de películas, o “lo que ocurría, a otros”, en otras latitudes!

¿Cómo inciden estas variables en nuestro modo de pensar? Con tanta crisis envolvente, el temor, el miedo, el pánico al futuro, son realidades que debemos aprender a administrar, por nuestro beneficio. ¿Por qué preocuparnos de esas situaciones? ¿De qué maneras pueden afectarnos esas situaciones afectivas (emocionales) humanas?

Al angustiarnos por el futuro, activamos el “circuito neural del miedo”, y eso explica por qué existe nuestro pánico anticipatorio (temores o miedos), mantenido como un “agrio” sentimiento en nuestra consciencia, por mucho tiempo, que resulta más desagradable que las situaciones originarias, reales, verdaderas, sentidas. Y cuanto más tiempo y energías dedicamos a pensar en lo que sucederá, nuestros temores o miedos crecerán cada vez más.

¿Cómo deshacernos de ese miedo al futuro? ¡Desconectando los circuitos del miedo, y sustituyéndolos por los pensamientos presentes, por ocupaciones inmediatas que estén sucediendo, en gran intensidad, aquí y ahora!




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