(Foto referencial /cortesía)

Latinoamérica muestra avances en la legislación a favor de los derechos de la mujer pero debe cambiar patrones culturales, generar conciencia sobre los diferentes tipos de violencia y trabajar más en la prevención como medio para acabar con los feminicidios, según la organización ONU Mujeres.

La directora adjunta de ONU Mujeres para América Latina y el Caribe, Lara Blanco, afirmó en una entrevista con Efe en Tegucigalpa que la región se ha convertido en una de las más peligrosas para las mujeres, especialmente las defensoras de derechos humanos y el ambiente.

Latinoamérica registra las tasas más altas de feminicidios en el mundo, con hasta 2.600 casos al año, según cifras citadas por la experta de la ONU.

Sin embargo, la costarricense cree que el «verdadero número» de feminicidios en la región es de «15.000» cada año, sin contar «muchísimos más que están ocultos en las mujeres desaparecidas».

En el caso de Honduras, unas 180 mujeres murieron de manera violenta en 2018 y más del 90 % de los casos están impunes, según cifras del estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.

Los países latinoamericanos han realizado «esfuerzos importantes» en el marco normativo y legislativo para proteger a las mujeres, recalcó, pero tienen un «déficit» en la implementación de las leyes y la asignación de recursos para erradicar la violencia de género.

«Hay una conciencia como no la teníamos antes sobre la importancia de enfrentar el fenómeno y ha habido un proceso de transformación del cual tenemos que tomar nota, porque hay un aumento en las modalidades de violencia que experimentan las mujeres y dan lugar al feminicidio», enfatizó la encargada de ONU Mujeres.

Además, hizo un llamado a «poner atención» a las nuevas formas de violencia que afectan a las mujeres, entre las que mencionó el trabajo que realizan las defensoras de los derechos humanos y ambientales.

En este escenario, Blanco cree que es necesario «cobrar conciencia» de la importante labor que desempeñan, y puso como ejemplo el asesinato «emblemático» de la hondureña Berta Cáceres, registrado el 2 de marzo de 2016, y por el cual siete de los ocho acusados fueron condenados el 30 de noviembre pasado.

El crimen de Berta Cáceres, que además era coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh), exige «investigación» y «respuestas».

En su opinión, las organizaciones de mujeres realizan un «trabajo muy tesonero» al generar sensibilización y mostrar que el problema existe.

Sin embargo, afirma que es necesario «dar un salto de calidad» para tratar de acabar con el feminicidio, ya que los Gobiernos hasta el momento solo han realizado «estrategias fragmentadas» que no han dado soluciones que las mujeres y las niñas necesitan.

«Los que tenemos en este momento son estrategias fragmentadas (con los) que no hemos logrado generar una respuesta comprensiva» para acabar con el feminicidio en Latinoamérica, acotó.

La región, según Blanco, tiene legislaciones de «tercera generación» en relación a la temática y debe trabajar más en la prevención como medio para erradicar las muertes violentas en mujeres.

Los países latinoamericanos también deben asegurar a las mujeres su seguridad y sumar esfuerzos para cambiar patrones culturales y generar conciencia sobre los diferentes tipos de violencia que les afecta.

«Hay que hacer (una) transformación de patrones culturales, y transformación de la manera como nos relacionamos mujeres y hombres, y la manera como el Estado y las instituciones estatales asumen esas responsabilidades de lograr relaciones más equitativas», resaltó la experta.

Blanco participó esta semana en Honduras en la presentación de la iniciativa «Spotlight», una acción mundial puesta en marcha por la Unión Europea y las Naciones Unidas en 2018 para combatir la violencia de género y tratar de acabar con los feminicidios.

Honduras es el primer país de Latinoamérica en lanzar la iniciativa, que cuenta con una financiación para la región de 50 millones de euros (56,4 millones de dólares)




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