El Consejo de Seguridad rindió tributo al trabajo del veterano diplomático de 72 años (Foto AFP)

Naciones Unidas se disculpó este jueves ante los haitianos por su responsabilidad en la epidemia de cólera que afecta al país desde 2010 y urgió a la comunidad internacional a aportar fondos para ayudar a los afectados por la enfermedad.

Con toda la solemnidad, en un discurso ante la Asamblea General, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon se dirigió directamente al pueblo haitiano para lamentar «profundamente la pérdida en vidas humanas y el sufrimiento causado por la epidemia de cólera».

«En nombre de Naciones Unidas, quiero decirlo muy claramente: pedimos perdón al pueblo haitiano», dijo.

El gesto es significativo, pues durante años la ONU se resistió a admitir que estuvo en el origen de una epidemia que ha afectado a cerca de 800.000 personas y que se ha cobrado más de 9.000 vidas.

Según varias investigaciones, el brote de cólera en Haití se inició en 2010 por un vertido de residuos fecales a un río por parte de «cascos azules» de nacionalidad nepalí.

Con grupos de víctimas reclamando a Naciones Unidas reparaciones en los tribunales, la organización evitó hasta este año reconocer su papel en la crisis.

El giro llegó este verano, cuando la Justicia estadounidense confirmó que la ONU goza de inmunidad ante este tipo de reclamaciones y desestimó el caso.

Inmediatamente, Naciones Unidas admitió por primera vez que tuvo un papel en la epidemia y anunció un nuevo plan para ayudar a Haití a librarse de la enfermedad y para apoyar directamente a los afectados.

Hoy, en su discurso, Ban dio un paso más en esa dirección, disculpándose formalmente ante Haití y reconociendo que la ONU no hizo «lo suficiente» ante el brote y su propagación en la isla.

«Es una mancha en la reputación de las operaciones de paz de la ONU y de la organización en todo el mundo», dijo el diplomático, que se dirigió a los haitianos en creole y en francés.

Ban no llegó a señalar explícitamente que fue personal de la ONU el que llevó el cólera a Haití, dado que la organización cree que hacerlo le podría traer dificultades en sus actuaciones alrededor del mundo.

En ese sentido, el vicesecretario general, Jan Eliasson, explicó hoy que para Naciones Unidas «no es posible» admitir una «responsabilidad total» por lo ocurrido, pues ello impondría «limitaciones» a una organización que «tiene que trabajar en las situaciones más difíciles» en distintas crisis.

Así, la ONU sigue sin cambiar su postura «jurídica» ante el caso, pero sí admite una «responsabilidad moral» de ayudar a los afectados y de trabajar para acabar con la enfermedad.

Para ello, Ban presentó hoy formalmente a los Estados miembros una nueva estrategia que la ONU ya había venido adelantando en los últimos meses y que se estructura en dos vertientes.

La primera pasa por aumentar los recursos para el tratamiento del cólera en la isla (con equipos de intervención rápida y campañas de vacunación, por ejemplo) y por mejorar el saneamiento para conseguir su erradicación a medio plazo.

La segunda, mientras tanto, busca dar «apoyo material» a las familias de las víctimas y a las comunidades más afectadas.

Aunque la ONU evita hablar de compensaciones o reparaciones, Ban dijo hoy que se trata de «una expresión concreta del pesar de la organización por el sufrimiento que han pasado tantos haitianos».

Naciones Unidas, explicó hoy Eliasson a los periodistas, ha estado considerando la posibilidad de dar ayudas económicas directamente a individuos y familias, pero considera que la fórmula plantea muchas dificultades.

Por ello, se está inclinando por canalizar el dinero a través de las comunidades y baraja opciones como programas de microcréditos o becas educativas para los familiares de los fallecidos.

En total, Naciones Unidas quiere invertir 400 millones de dólares en el programa, unos 200 millones en cada una de las dos vertientes.

En el caso de la primera, la organización ha obtenido ya importantes fondos y compromisos, pero no ocurre lo mismo en el caso de las compensaciones para los afectados, pues los países quieren ver antes cómo van a hacerse efectivas, dijo Elliason.

«Sin su voluntad política y apoyo financiero solo tendremos buenas intenciones y palabras. Las palabras son poderosas, sí. Las palabras son necesarias, sí. Pero las palabras no pueden reemplazar la acción y el apoyo material», recordó Ban a los Gobiernos.

La gestión del cólera en Haití es uno de los puntos negros en la gestión del diplomático coreano y, por ello, Ban no quería despedirse sin antes pedir disculpas y dejar encarrilada esta nueva iniciativa, reconoció hoy su número dos.




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