(Foto cortesía)

La vida de Onasys Muñoz está en peligro una vez más. En 2014 perdió el trasplante de un riñón por la falta de medicamentos inmunosupresores que no se conseguían en el país y ahora, en medio de una estricta cuarentena social, se enfrenta a la imposibilidad de cumplir con su protocolo de hemodiálisis ante la escasez de combustible y transporte público en Carabobo.

Debido a la pérdida del trasplante, Muñoz retrocedió nuevamente a la terapia sustitutiva renal, a la cual tiene que someterse sin falta tres veces a la semana. Son aproximadamente 47 kilómetros de distancia los que debe recorrer para poder llegar desde donde vive en Bejuma, en occidente del estado, hasta la Unidad de Diálisis Valencia Sur, en la avenida Las Ferias de la capital carabobeña.

Desde el jueves 12 de marzo se registran severas fallas con la distribución de combustible en la entidad federal, una problemática que se ha ido agudizando con el pasar de los días y la incorporación de restricciones como parte del decreto de cuarentena. Esto mantiene en jaque a los ciudadanos que tienen vehículos particulares y al sector del transporte público, que en su mayoría se encuentra paralizado por no poder surtir sus unidades.

“La cuarentena social nos afecta muchísimo. El traslado desde nuestros hogares hacia esas unidades de diálisis se nos dificulta, ya que por la falta de combustible menos transporte conseguimos”, dijo Muñoz, quien aseguró que Protección Civil en Bejuma le negó el apoyo con el traslado porque supuestamente están atendiendo solo “casos de estricta emergencia” y para ellos su caso no aplica.

Pero para Muñoz, cumplir con la diálisis siempre representa una emergencia, porque de eso depende su vida.  “Señores, cuando los pacientes renales no nos hacemos estos tratamientos que reemplazan a las funciones del riñón, nos podemos intoxicar con las toxinas de nuestro organismo”, explicó. Además, al retener líquido, se abre la posibilidad de que se genere algún edema pulmonar, lo que podría causarles la muerte por un paro respiratorio.

Los pacientes que viven en Valencia no escapan del viacrucis que para ellos representa movilizarse en las delicadas condiciones de salud en las que se encuentran, aunado a las restricciones del aislamiento por el COVID-19. Sonia Rosas debe irse hasta su casa caminando después de dializarse o esperar durante más de una hora de pie a que llegue algún autobús.

“Tengo que esperar a que pase alguna camioneta en la que me pueda montar porque las piernas me duelen mucho. Agradezco que nos puedan hacer una ayuda”, manifestó al exhortar a las autoridades a brindarles apoyo para trasladarse.

José Conde narró que, en su caso, durante estos días de contingencia le ha tocado caminar desde la avenida Las Ferias, donde queda la unidad de diálisis, hasta la Branger y del puente Firestone a la pasarela. “Debido a mi afección renal yo también tengo problemas para caminar y me cuesta mucho agarrar una camioneta”.

La falta de transporte público, producto de la escasez de combustible, afecta también la movilidad de las enfermeras que trabajan en la Unidad de Diálisis Valencia Sur. El personal se vio en la obligación de implementar un horario de contingencia que les permitiera llegar más tarde e irse más temprano, reduciendo así la cantidad de horas disponibles para la realización de la hemodiálisis.

José Luis Dalesandro forma parte del grupo de pacientes afectados por el horario de contingencia que el personal asistencial, atado de manos también, tuvo que implementar.  Ya no puede dializarse durante cuatro horas por sesión, como le fue indicado por su especialista, sino solo durante tres, para poder darle cabida al resto de sus compañeros.

Esa hora que estamos perdiendo en esencial para nosotros, porque tenemos que cumplir un régimen de cuatro horas por día, que suman 12 horas semanales”,  agregó Dalesandro, quien acude a la unidad al sur de Valencia tres veces por semana.

Los pacientes que asisten a la unidad de la avenida Las Ferias denunciaron, además, que este miércoles los tres turnos correspondientes se quedaron sin la posibilidad de diálisis debido a que el centro de salud se encuentra sin agua, los camiones cisterna están dañados y sin gasolina y los hidrodrácula de la gobernación brillan por su ausencia.




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