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La decadencia de los hospitales venezolanos sacó de las camas y los consultorios a cientos de pacientes y médicos en todo el país que protestaron hoy para gritar sus problemas y exigir al Gobierno la más inmediata de las soluciones frente a la severa crisis sanitaria.

La escasez de medicinas y materiales médicos, el cese del funcionamiento de salas especializadas dentro de los nosocomios, los bajos sueldos del personal médico, asistencial, administrativo y obrero, que renuncian en bandada cada mes, y hasta la falta de agua motivaron las manifestaciones del martes frente a los hospitales.

Estas concentraciones simultáneas se anunciaron hace semanas y fueron convocadas por gremios y sindicatos del sector salud que vienen exigiendo al Ejecutivo aprobar aumentos salariales y mejorar las condiciones de la plantilla para hacer frente a la hiperinflación y en general a la crisis económica nacional.

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A la cita acudieron personas vestidas con batas blancas, otras con uniformes sanitarios de diferentes colores, así como decenas de ciudadanos que acompañaban a los protagonistas de la jornada: los pacientes.

Portando tapabocas o pancartas, en sillas de ruedas o usando muletas los enfermos y sus familiares se hicieron presentes y no dudaron en compartir sus testimonios, los más gráficos relatos sobre las ruinas del sistema de salud.

Vicki Fernández, la mamá de un chico de 13 años que es atendido en el Hospital de Niños J.M. de Los Ríos en Caracas, dijo a Efe que su hijo sufre de una insuficiencia renal crónica por lo que ha requerido diálisis desde que tenía dos años y este lunes no pudo recibir el tratamiento porque no había agua en el centro de salud.

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A la mujer de 39 años no le cuesta mucho describir los problemas del hospital de niños, centro de referencia nacional, pues los ha ido descubriendo conforme su hijo ha necesitado atenciones. No hay agua, medicamentos, ni rayos X y los bancos de sangre no funcionan, según dijo.

Su hijo ya le ganó una batalla a la decadencia sanitaria el año pasado cuando contrajo una infección dentro del hospital «por la falta de mantenimiento de los tanques (de agua)», que dejó un saldo de 13 infantes muertos, por lo que ahora clama al jefe del Estado, Nicolás Maduro, para que atienda estos reclamos y se eviten nuevos riesgos.

El presidente de la Sociedad Venezolana de Pediatría, Huniades Urbina, subrayó que la protesta se trata de un llamado de alerta pues este hospital, del que fue director, pasó de 420 camas disponibles a unas 120 mientras que el servicio depaupera y «los pacientes (niños) sufren».

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Este drama también afecta a los venezolanos que no han nacido y así lo denunció hoy otro centenar de personas que cortó parcialmente la vía y protestó frente a la Maternidad Concepción Palacios, el principal centro de parturientas del país, en el oeste de Caracas.

Aunque las embarazadas no salieron a la calle se unieron a la protesta desde las desvencijadas ventanas de sus habitaciones y aplaudieron para respaldar los mensajes que médicos y enfermeras gritaban sobre el asfalto o agitaban en forma de pancartas.

La médica Moraima Hernández, presidenta de la Sociedad Médica y jefa de Infectología de ese centro de salud, denunció que las pacientes «se infectan porque las condiciones no son las adecuadas» y el hospital no tiene antibióticos para curar estos males que adquirieron en el lugar al que fueron en búsqueda de atención.

Los manifestantes, de diferentes ideologías políticas, usaron carteles para pedir al Gobierno que «paren el genocidio», pero también aprovecharon para mostrar ante las cámaras el deteriorado estado de su ropa y calzado, así como la ínfima comida que reciben los pacientes, como pruebas irrefutables del drama por el que protestan.

Entre las decenas de pancartas que se dejaron ver en la jornada redundaba la necesidad de permitir una ayuda humanitaria internacional, un escenario negado ampliamente por Maduro que considera abriría la puerta a una intervención extranjera para derrotar a la revolución bolivariana que lidera. EFE




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