Frente a los problemas enormes que está viviendo Venezuela, frente a la dramática carencia de artículos de primera necesidad , de harina, de azúcar, de aceite, de medicinas, de repuestos y hasta de gasolina, frente a esa inflación macroscópica que reduce drásticamente el poder adquisitivo de los sueldos, en fin frente a esa falta de seguridad que condiciona la vida de todos los venezolanos, finalmente esas lumbreras que están “mandando”  han descubierto la gran panacea universal que, del mismo modo con el cual los antiguos alquimistas pensaban curar todos los males, va a resolver(?) todos los enormes problemas que afligen a ese pobre país …y esa panacea es la “constituyente”! El mismo presidente Maduro en uno de sus programas, por supuesto en cadena nacional, ha dicho: ¿Quieren elecciones? Poder constituyente. ¿Quieren paz y comida? Poder constituyente. Y así, anunciando una nueva etapa de la mal llamada “revolución bolivariana”, tomó la iniciativa de convocar una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de transformar el estado, de crear un nuevo ordenamiento jurídico y de redactar una nueva constitución, cosas que, como todo el mundo muy bien recuerda, intentó hacer Chávez  en el 2007, pero sin éxito porque el “soberano” las rechazó abiertamente.

De acuerdo al proyecto del presidente Maduro entonces, esa constituyente estaría compuesta por 500 miembros pero no “electos”  por el pueblo -en este caso los chavistas no obtendrían probablemente ni un solo delegado- sino “nombrados” por el partido a través de sedicentes consejos comunales con la idea de crear una nueva constitución tipo “Cuba” para entendernos, para poder así clausurar finalmente la Asamblea Nacional y sustituirla con esa nueva asamblea “comunal”domesticada por los mismos líderes de la revolución.

Quisiera abrir un paréntesis para aclarar la diferencia que hay entre “elección” y “nombramiento”, términos aparentemente sinónimos mas en realidad antónimos. En efecto, “elección”  es de abajo hacia arriba  (el pueblo elige al presidente, el pueblo elige al gobernador, etc), mientras “nombramiento” es de arriba hacia abajo (el presidente nombra al ministro, el gobernador nombra al secretario, etc…)

Cerrado este paréntesis entonces, aclaremos una cosa: el presidente Maduro, en virtud del artículo 348, tiene la facultad de convocar una Asamblea Nacional Constituyente  con el objeto de transformar el Estado. Lo que no puede hacer el presidente, so pena de violar la Constitución, es sustraerse a la sacrosanta obligación de remitirse a la voluntad del pueblo, único depositario de la soberanía que ejerce directamente en la forma prevista por la ley.

La decisión tomada por Maduro convocando una constituyente y luego atribuyendo el poder de reforma, no en el pueblo como reza la Constitución, sino en esos constituyentes rojos rojitos que va a nombrar a dedo, parece ser el choque final entre chavismo y oposición.

El momento es sumamente grave y creo que es un deber patriótico tomar conciencia de sus consecuencias. Está en juego el futuro de Venezuela y de su democracia…y no es poco!

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri

 

 




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