El papa Francisco lamentó este sábado que haya un debilitamiento de la vida consagrada que es consecuencia de que las reglas económicas sustituyen a las morales en el mundo actual.
Estamos frente a una hemorragia que debilita la vida consagrada y la vida de la propia Iglesia. Los abandonos en la vida consagrada nos preocupan, dijo el papa Francisco durante una audiencia que mantuvo en el Vaticano con los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para los Institutos de Vida consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
A juicio de Jorge Bergoglio, esta hemorragia se debe a varios factores, el primero de ellos es el contexto social y cultural actual.
Vivimos en una sociedad donde las reglas económicas sustituyen a las morales y en la que la dictadura del dinero y del beneficio propugna una visión de la existencia en la que quien no es rentable es marginado.
En segundo lugar, Bergoglio criticó que cada vez haya más jóvenes que se dejen seducir por la búsqueda del éxito a cualquier precio, del dinero fácil y del placer fácil.
El tercer factor, prosiguió, se encuentra en el interior de la propia vida consagrada, donde en ocasiones se dan situaciones que ponen en peligro la fe como la rutina, el cansancio, el peso de la gestión de las estructuras, las divisiones internas y la búsqueda del poder, entre otras.
Francisco recordó que la vocación es un don cuya llama es necesaria mantener viva a través del camino según la lógica del Evangelio y sin ceder a los criterios de la mundanidad.
Finalmente, puso en valor la necesidad de acompañar a las personas que deciden entregar su vida a la Iglesia para ayudar en el momento de la desorientación y volver a encender en ellos la fe.
Un acompañamiento, matizó, que debe evitar a toda costa crear dependencias, que proteja o que favorezca los controles.