Aprovecharse de la inmediatez y de la frustración de los ciudadanos para conducirlos, una vez más, a una segura derrota, más que un capricho, puede resultar una irresponsabilidad. Pretender cambiar precipitadamente las circunstancias sin disponer del poder necesario para lograrlo es una forma de estulticia.

Sin embargo, resulta imprescindible identificar contra quien es la lucha, con la debida sindéresis y sin dejarnos llevar por sentimientos innobles. Basta de pelear entre pares. La política, es una lucha continua entre el ser y el deber ser. Hace mucho tiempo alguien nos comentó: «EL DEMOCRATA, lucha por la DEMOCRACIA, no por tener elecciones”…

Bajo este punto de vista moral se podría argumentar que es un ser sumiso quien se encuentre privado de la libertad de sus juicios y de su voluntad. Sin embargo, nos encontramos con frecuencia a muchos venezolanos que, lejos de reivindicar su libertad personal y de exigir sus libertades civiles, viven en una suerte de acomodaticia docilidad y aquiescencia que nos hacen dudar si quieren o no quieren ser más libres y disfrutar de mayores libertades.

Así las cosas, parece que cuando el hambre aprieta, la voluntad se afloja. Desde Kant para acá, el fundamento ético de la libertad está en el hecho mismo de la responsabilidad de su ejercicio. Y su sentido se origina en la conciencia de que no todo lo que ocurre depende de nosotros, pero sí depende de nosotros todo lo que hagamos frente a lo que ocurre. Cuan lamentable resulta que en momentos tan críticos de la vida de nuestra Nación, aun prevalezcan los intereses personales y mezquindades frente al irrenunciable derecho de toda la ciudadanía venezolana a ser irrevocablemente libre.

No se trata, con esta atropellada reflexión, de establecer quién inició la situación en la que estamos, sino cuál es nuestra responsabilidad para resolverla. Tampoco se trata de determinar la culpabilidad de alguien, sino de qué es lo que debemos hacer, desde nuestro rol de ciudadanos, para resolverlo. Contra el despotismo, la corrupción y el cinismo no valen sofismas ni pretextos.

Tampoco es nuestra intención propiciar la abstención, sino hacer los llamados pertinentes, a viva voz y doquiera sea necesario, denunciando esa cantidad de tropelías y de violaciones a la soberanía popular por parte del CNE y del estamento militar, al amparar comicios forajidos, y convocados por una ANC igualmente fuera de la Ley. Así las cosas, no podemos continuar confiriendo mayor legitimidad al régimen, ni desconcertando aún más a la ciudadanía y desmantelando la presión internacional.

Cada vez se nos hará más difícil resistir a la mentira y la coacción. No son los políticos los únicos responsables de cuánto nos pasa en tan complejo ámbito. Hannah Arent anotaba que ser libres comporta asumir en cada uno de nosotros la posibilidad de cambio, y que la mejora de la actividad pública tan sólo depende de nosotros, de lo que estamos dispuestos a construir.

Lo repetimos una vez más: el cansancio, los nervios, la desconfianza y la incertidumbre despiertan resentimientos y conllevan a la frustración y a la desesperanza. Abandonar el espacio público por escepticismo, desaliento, y la apatía, resulta muy peligroso. Así las cosas, es tiempo de pasar la página y de apartar inútiles distractores. Ya basta de utilizar la cansona muletilla” Todos somos culpables” como buscando eximirnos de responsabilidad u omisión.

Es tiempo de exigir a los que, luego de esta parodia o sainete electoral, se suban a la palestra política, que se concentren en los temas primordiales y que no se enfoquen en inútiles recriminaciones. Prepárense, unos y otros, a cerrar capítulos, a pasar esa página que tan solo reseña debilidades y escisiones.

Y al pasar la página se hace menester dejar a un lado ciertos escenarios mediáticos que propician más trascendencia que la debida, con esa polémica en torno de episodios ingratos… por decir lo menos. Así pues, a pasar la página de denuncias entre pares. A pasar la página de las acciones que degradan la política y la distancian de la sociedad. En fin, la agenda es interminable y lo que se necesita es concentrarse en el futuro, promover debates sobre los temas prioritarios, sumar esfuerzos y establecer prioridades…siendo la primera, salir de este régimen.




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