Mucha gente en general, muchos expertos, economistas y políticos, ven siempre inestabilidad y crisis en cualquier rincón del planeta. En este sentido, también, todas las personas orientadas hacia el populismo ideológico conforman una corriente de opinión desfavorable y critica. Se valen del pesimismo de la población para causar miedo por cualquier razón, y ante la menor sospecha de malestar económico y social. Pero, ahora, durante este segundo decenio del siglo XXI aparecen cifras alentadoras sostenidas, suficientes, como para estar optimistas.  En casi todos los centros internacionales y regionales que analizan cambios, se expanden los números positivos en los indicadores de crecimiento y desarrollo de las naciones: El mundo resulta apreciado, mejorado, en casi todas las mediciones y parámetros interdisciplinarios publicados. Son las paradojas del progreso en el mundo.

Los datos señalan que la humanidad está en una de las mejores situaciones de la historia, en todas las categorías de países (desarrollados, en vías de desarrollo, o economías pobres). Pero, los políticos y economistas populistas se aprovechan de la falsa percepción que tiene una mayoría de la población mundial, que concibe un mundo empeorado y en retroceso. Esa mayoría ignora que hay mejorías en todos los parámetros. Durante la elección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el 81% de quienes votaron por ese candidato creían que se vivía mejor hace 50 años. La paradoja es que esta idea es falsa. Estudios del Instituto americano MotivAction, para el Mejoramiento del Rendimiento , muestran que el 87% de la población mundial cree que la pobreza global permanece igual o ha empeorado en los últimos 20 años, pero para una mayoría de nuevos críticos, hoy vivimos mejor que cuando nuestros abuelos.

La humanidad progresa adecuadamente. No significa que el mundo sea un lugar perfecto

El Dr. Michael Serres, profesor de Stanford University, en su libro ‘Tiempos de Crisis’, del año 2010, se refiere al sismo financiero y económico actual: ¡Según el Dr. Serres, el mundo no empeora, sino que mejora! La humanidad progresa adecuadamente. No significa que el mundo sea un lugar perfecto. Ni siquiera un buen lugar. Se sufren injusticias, guerras, hambre, violencia. Una minoría de la población posee la mayor parte de la riqueza, mientras el 11% más pobre sobrevive con menos de dos dólares al día. Pero de todos los escenarios globales realmente conocido (no imaginado, ni deseado), ese es el mejor.

Steven Pinker, profesor de psicología de Harvard University, en su libro ‘Los Ángeles que Llevamos Dentro’, y en entrevista para televisión española con el doctor Eduard Punset (06/11/2011), estima que vivimos la época más pacífica y próspera de la historia. Señala Pinker que “a lo largo y ancho del mundo la gente es más rica, goza de mayor salud, es más libre, tiene mayor educación, es más pacífica y  goza de más igualdad que nunca antes; el mundo es cada vez menos violento, pero nuestras emociones son las mismas de antaño”.  El historiador sueco Johan Norberg autor de: ‘Progress: Ten Reasons to Look Forward to the Future’, señala que vivimos el mejor momento de progreso de la historia: “De hecho, nunca antes el mundo mejoró tan rápido”. ¡Qué bueno!

Muchos datos respaldan las limitadas citas. Por ejemplo: Una mayor longevidad, y menor mortalidad infantil. La alfabetización va camino de ser universal: en 1980 el 44% no sabían leer y escribir; ahora son sólo el 15% (según UNESCO). Desde 1980 la pobreza extrema se ha reducido a 25% (según OMS). La violencia retrocede, según Yuval Harari, autor de ‘Sapiens’: En el siglo XX las guerras causaron el 5% de muertes globales, hoy sólo el 1%, en proporción.

¿Por qué no vemos este progreso?

¿Por qué percibimos que empeoramos? Hay muchas respuestas; todas correctas y ninguna completa. Las escribimos ahora, de corrido… La primera, es que somos más críticos, toleramos menos los errores. Otra es que criticamos más las  injusticias del sistema. Otra: La humanidad es más exigente de ella misma. Otra: Cosas injustificables ahora son normales (homosexualidad). Otra: Tenemos más y mejor acceso a las noticias. Otra: Sabemos de noticias cada minuto, y creemos que son más frecuentes. Otra: Creemos que hay horrores y tragedias más frecuentes que antes. Otra: Internet hace más visible lo mucho que quedaba sin mostrar. Otra: Cámaras y móviles están presentes, rápido, in-situ, mostrando tragedias. Otra: Algunas guerras se transmiten “en vivo” y al momento. Otra: Las carencias humanas parecen enormes, porque se muestran en directo. Otra: Hay menos delitos, pero lo saben más personas. ¡Mostramos apenas pocas!

¡Estas realidades promueven la sensación de no mejorar, o de que no hacemos lo suficiente, y creemos que empeoramos. Pero, mediante el desarrollo y avance de la cultura, de la ciencia y la tecnología podemos agregar la energía suficiente para dar un salto en la eficiencia. Por esto, a pesar del populismo, avanza el optimismo,… favorablemente!




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