Petrolera francesa Total Energies
El oligarca ruso Gennadi Timchenko (izquierda) con el director general de TotalEnergies, Patrick Pouyanné (derecha), en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, en Rusia, en junio de 2019. Foto: Cortesía

En una investigación, el medio francés asegura que la empresa petrolera explota con su socio ruso Novatek un campo del que se extraen condensados de gas que se utiliza para repostar los aviones de combate rusos

El ministro de Transporte francés pidió una investigación sobre si Total Energies estuvo involucrada en el suministro de combustible, publicó ABC.

La visita de Emmanuel Macron a Argelia, de tres días de duración, intenta acelerar la «normalización estratégica» de las relaciones bilaterales, para poder ahondar en su diplomacia energética y «pacificar» conflictos sociales, políticos y religiosos inflamable a ambas orillas del Mediterráneo.

En materia de diplomacia energética, la Francia de Emmanuel Macron juega a varias bandas. Total Energies, la empresa francesa, quinto grupo petrolífero mundial, es acusada de suministrar combustible a la aviación rusa en Ucrania. Al mismo tiempo, Engie, segundo proveedor nacional de gas y electricidad, coquetea por Argelia.

Petrolera francesa Total Energies

Las organizaciones humanitarias Global Witness (GW) y Human Rights Watch (HRW), y el vespertino Le Monde, acusan a Total Energies de ser el primer proveedor de combustible del arma aérea rusa que opera en Ucrania desde hace meses.

Por otra parte, Total Energies ha desmentido tales acusaciones. Pero las informaciones publicadas por GW, HRW y Le Monde están avaladas por una avalancha de datos concretos, confirmando la historia y relaciones privilegiadas del grupo francés con una empresa energética dirigida por un íntimo de Vladímir Putin.

Según las informaciones de GW, HRW y Le Monde, no desmentidas por el grupo francés, Total Energies está asociada con una empresa ‘privada’ rusa, Novatek, para explotar hidrocarburos líquidos, en Siberia, transformados con celeridad en combustibles para los aviones de combates rusos SU-25, SU-30, SU-34, que participaron activamente en los bombardeos contra Mariupol, entre otros centros neurálgicos de Ucrania, cobrándose centenares de muertos.

«Consejero personal»

El presidente y director general de Novatek, Guennadi Timtchenko, es un viejo amigo y «consejero personal» de Vladímir Putin. Al mismo tiempo, el oligarca ruso es íntimo de Patrick Pouyanné, presidente y director general de Total Energies, que consiguió para su amigo multimillonario, ruso, la Legión de Honor francesa, que le fue impuesta por el presidente François Hollande el 2013.

En Rusia, Total Energies y Novatek están asociadas en la explotación de los hidrocarburos siberianos que abastecen al arma aérea de Putin. La empresa francesa controla el 49% y la empresa rusa controla el 51% del capital del grupo franco – ruso.

Hace meses, el diario económico ruso ‘Vedomosti’ comentaba el «trabajo» de Total Energies para los intereses rusos de este modo: «Las acciones y la cooperación de Total con Novatek, la empresa rusa, permite reducir la presión de las sanciones norteamericanas, al mismo tiempo que facilita conseguir créditos para la expansión del primer productor ruso de gas licuado».

La muy oficial Comisión Europea, por su parte, hace mucho que denunció el trabajo realizado por Guennadi Timtchenko, condecorado en Francia, en estos términos: «Es viejo amigo de Putin y es conocido como uno de sus confidentes. Saca provecho de sus relaciones con sus aliados occidentales, al mismo tiempo que apoya las acciones y políticas de los dirigentes rusos, comprometiendo la soberanía e integridad de Ucrania».

Tan íntimas relaciones de Total Energies, gran empresa multinacional, con gran participación del Estado francés, solo son una de las dimensiones de la diplomacia energética nacional.

Relacones francoargelinas

La directora general de Engie, primera empresa distribuidora de gas y electricidad, en Francia, Catherine MacGregor, acompaña a Emmanuel Macron en su viaje de tres días de duración a Argelia. Engie tiene relaciones privilegiadas, desde hace años, con Sonatrach, la empresa estatal argelina, con la que firmó hace tiempo un contrato de colaboración estratégica, comprometiéndose ambos grupos a «incrementar» sus relaciones comerciales.

No está previsto que Engie y Sonatrach firmen nuevos contratos, durante la visita amistosa de Emmanuel Macron a Argelia. Pero la «restauración» de unas relaciones bilaterales «más amistosas» pudiera tener una prolongación, inmediata o más adelante, gracias al incremento de las exportaciones de gas argelino a Francia y Europa, a través de los gasoductos de Almería e Italia.

Esa diplomacia energética tiene una evidente dimensión europea, multilateral. Como la inmigración, que sigue siendo un problema inflamable, a ambas orillas del Mediterráneo.

«Polo de atracción»

La importante comunidad de franceses de origen argelino es un «polo de atracción» para varias decenas de millares de jóvenes argelinos que aspiran a huir de su patria natal, para instalarse en la periferia de París, Marsella, Lyon y otras ciudades franceses. Macron espera «gestos» del presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune. En Francia, la comunidad argelina espera que Macron «hable» de «democracia y derechos del hombre». En Argel, el gobierno, los islamistas y la calle nacionalista siguen viendo en Francia una antigua potencia colonial.

Religión, cultura y nacionalismo siguen siendo el telón de fondo del proyecto de «normalización estratégica» de las relaciones bilaterales.

Macron había proyectado que lo acompañase, en Argel y Oran, el primer rabino de Francia, Haïm Korsia, nacido en el seno de una familia de judíos argelinos, condenados al destierro, en Francia, tras la independencia de Argelia. Islamistas y nacionalistas han presionado, en Argel, hasta conseguir que el primer rabino de Francia no acompañe a Macron en su «viaje amistoso».

Argel se «deja querer» en materia de relaciones comerciales y energéticas, posiblemente. Pero la religión musulmana y el nacionalismo argelino siguen estando muy alejados del «eclecticismo multicultural» de Emmanuel Macron.

Fuentes: ABC y Le Monde




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