A la luz de las velas, los feligreses piden a Jesús de Nazaret. (Foto: Cortesía)

No importa el calor ni el sol inclemente del mediodía, con la túnica morada, atuendo alusivo a Jesús de Nazaret y pies descalzos, Johanna Ponte camina con firmeza hacia la Catedral de Valencia en el miércoles Santo.

Su devoción se refleja a través de la mirada, en la entrada de la iglesia se persigna y va junto con otras personas a la imagen del Nazareno, los que la acompañan en la Catedral están vestidos, en su mayoría como ella, de morado.

La fe de Ponte a Jesús Nazareno es de crianza, su madre es un a fiel creyente de sus milagros. Sin embargo, en los últimos dos años va la iglesia pagando una promesa, “que le salvó la vida”.

Hace diez años, sufrió de cáncer en el ovario derecho, se sometió a una cirugía en la que extrajeron seis kilos del tumor. Pasó ocho años en perfecto estado de salud. Dos años atrás, la vida le volvió a colocar el reto de enfrentarse a una de las enfermedades más temidas, -el cáncer-.

Las posibilidades de sobrevivir de Johanna Ponte en esta oportunidad eran menores. Con los tratamientos de quimioterapia, en el Miércoles Santo, encomendó su salud al Nazareno, y prometió caminar cada año descalza desde que amanece hasta que llega a su hogar en la noche. La segunda batalla contra el cáncer fue superada.

Historia

En el tercer día de Semana Santa, los cristianos recuerdan a Jesús de Nazaret, quienes salen de procesión por las calles del país. Es la imagen que concentra más feligreses en Venezuela.

La fe guarda conmovedoras historias. Se dice que al escultor, una vez terminada su obra, se le presentó el mismo Nazareno y le dijo “donde me has visto que tan perfecto me has hecho”

Otra leyenda cuenta, que una terrible epidemia azotó a Caraca en 1597. El miércoles Santo,  durante la peregrinación, la corona de espina del Nazareno quedó enredada y de ella cayó un racimo de limones que dieron a los enfermos. El padecimiento desapareció.

Desde entonces, la devoción al Nazareno aumentó. Hay quienes pagan promesas caminando descalzos, otros llevan coronas de espinas verdaderas o cargan una cruz pesada, como Jesús la llevó hasta su lugar de muerte.

La plaza Bolívar se convirtió en el espacio donde la fe y las esperanzas se unen, desde las afueras de la Catedral de Valencia se pueden observar niños, adultos y ancianos vestidos con la túnica morada.

Feligreses piden por Venezuela

En los deseos de los feligreses, Venezuela se mantienen entre sus principales pensamientos.

Caridad Alvarez, paga promesa desde el nacimiento de su hijo. Su corazón nació débil y necesitó de una cirugía a los pocos meses de vida. Pidió con toda su fe, por la salud de su pequeño, en el momento de la operación y para toda su vida.

Su hijo tiene cinco años y se mantiene sano. Hoy en la Catedral de Valencia, agradeció al Nazareno y pidió por Venezuela. “El poder del padre es grande, nos guía a nosotros y guiará a mi país”.

“Dios todo lo puede”. Rosmerly Tortolero entrega en manos de Jesús de Nazaret a Venezuela, confía en que las problemáticas de inseguridad y hambre podrán ser superadas.

En la imagen del Nazareno, en la Catedral de Valencia, Jennifer Betancourt, arrodillada y con lágrimas en sus mejillas pide fuerzas para superar los conflictos en el país. A la luz de las velas y con los cantos eclesiásticos, la fe se siente en el ambiente.




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