Fórmula Uno. / Foto archivo

De nuevo reunidos en el circuito, pero a distancia unos de otros: en la víspera de los ensayos libres del primer Gran Premio de Fórmula 1 de 2020, los protagonistas de esta competición viven una nueva organización destinada a prevenir infecciones del nuevo coronavirus.

Para poder arrancar de nuevo los motores con más de tres meses de retraso respecto a la fecha prevista, en marzo en Australia, la F1 ha tomado medidas drásticas: a puerta cerrada, con test regulares y un sistema de «burbujas» para favorecer el aislamiento en el ‘paddock’ y también en el exterior.

El exterior del Red Bull Ring de Spielberg (Austria) estaba desierto este jueves. En una época normal, los espectadores estarían apresurándose para instalarse en uno de los numerosos campings de la zona.

El evento reunió a más de 200.000 personas el año pasado. En esta ocasión, apenas unos incondicionales armados de prismáticos y de cámaras de fotos esperaban alrededor del aeródromo colindante con el circuito, para ver aterrizar los ‘jets’ de los pilotos.

Habrá entre 2.000 y 3.000 personas autorizadas a entrar en el Red Bull Ring, para que el Gran Premio pueda celebrarse. Todos tendrán que dar negativo al COVID-19, hacerse un nuevo test cada cinco días y superar varios ‘check-points’, principalmente de control de temperatura.

En el recinto se pide respetar una distancia de dos metros entre cada persona y seguir un sentido de circulación único. También llevar mascarilla en cada contacto o desplazamiento.

Las medidas están vigentes incluso para la tradicional vuelta de pista, a pie para muchos o a bicicleta en el caso del monegasco Charles Leclerc, con la que los pilotos y sus ingenieros hacen un reconocimiento de la pista antes de los ensayos libres del viernes.

No hay tampoco libertad total de movimientos. La veintena de periodistas de prensa escrita, por ejemplo, están en una sala que ofrece una vista panorámica sobre el circuito.

Desde allí siguen las conferencias de prensa, que se emiten desde tres pisos más abajo, con pilotos con mascarilla que responden a preguntas pregrabadas. Un formato inimaginable hace apenas unos meses.

 «Buen entorno para trabajar»

El piloto holandés de Red Bull, Max Verstappen, bromeaba: «¿Podéis ver mis emociones?». El británico de Mercedes Lewis Hamilton dijo estar «impresionado» y destacó que había «un buen entorno para trabajar».

«Vamos recuperando los hábitos», aseguró por su parte el francés Romain Grosjean. «Salvo que no podemos abrazar a los miembros del equipo, a los que no hemos visto desde hace cinco meses, las cosas son normales y la preparación transcurre como de costumbre», destaca.

Los pilotos no tendrán que llevar mascarilla, pero se les recomienda conservar sus guantes y la visera de su casco bajada tanto como sea posible cuando estén sus garajes.

«Lo más complicado es la visera porque si hace calor tienes ganas de abrirla para tener aire fresco, para hacer también con la persona», señala Grosjean. «Pero lo haremos vía radio y usaremos al máximo al ventilador», apunta el piloto de Haas.

También tendrán que tener cuidado con las celebraciones.

«Tendremos ganar de saltar a los brazos del equipo», admite Grosjean. «Hay momentos en los que quizás puede haber cosas que no se controlan al 100%, pero vamos a intentar mantenernos al máximo dentro de las reglas», asegura.




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