El 13 de junio de 1899, nació en la heroica ciudad de Barcelona, el
pintor, dibujante y abogado Pedro Centeno Vallenilla, desde pequeño
sintió inclinación por las artes plásticas; a los nueve años sin
descuidar los estudios elementales se dedica en Caracas a la pintura
en el famoso Colegio Francés bajo la tutela del presbítero
Pavalleaux. A los once años es alumno de pintura de la Academia de
Bellas Artes Nacional, uno de sus grandes maestros fue el valenciano
Antonio Herrera Toro. Sus primeras obras las presenta a los dieciséis
años. El novel pintor recibió excelentes conceptos que le sirvieron de
estímulo en su ascendente carrera.

A los dieciocho años dono a la Iglesia de Santa Teresa su obra“La
agonía de Jesús”; pinto “Elevación” con el rostro de su hermana
Hercilia. En la U. C.V se graduó en Ciencias Políticas. Aprovecho la
designación de cumplir funciones diplomáticas en Italia para
perfeccionar sus conocimientos artísticos. De regreso en 1927, expuso
en el Museo Nacional de Bellas Artes; al siguiente año viaja a Europa,
logrando en Roma y en Madrid merecidos éxitos pictóricos.

En 1929, es enviado en misión diplomática al Vaticano; expondrá en
Roma y en Paris que le merecen premios y demostraciones de admiración
por parte de los exigentes críticos de arte. En Caracas expuso en
1932, en la Escuela de Música, luego en el ateneo en 1938; su obra
“San Sebastián” pintada en 1934, es su espléndido obsequio para la
Catedral capitalina. Permaneció en los EE.UU desde 1940 hasta 1944,
tiempo aprovechado para incrementar su formación artística en Nueva
York, como también decorar la recién adquirida sede de la embajada de
Venezuela Washington.

Con su maravilloso pincel y estilo dibuja a nuestros primeros
pobladores con rostro parecido al griego, fornido y de considerable
estatura. Regresa al país, dedicado a retratos y paisajes. En los
murales resalta de manera singular a las razas existentes en
Venezuela: blancos, negros, indios y mestizos, logrados con su
especial estilo, basado en resaltar luces, color y sombras, es de los
coloristas más destacados del país.

Mantuvo una estrecha relación con compañeros del arte, organizados en
la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos Independientes. En
1947, fundó una escuela de arte gratuita. Con el cuadro de la Virgen
de Coromoto en el Altar de la Hispanidad en la basílica de la Macarena
en Sevilla, junto a otras advocaciones, rodeada de angelitos, inspiró
al “Poeta del Pueblo”, Andrés Eloy Blanco a escribir su conocida
poesía “Píntame Angelitos Negros”.

Para la empresa Italcambio pinto una variedad de pájaros y alrededor
de veinte caciques con los rostros al estilo griego y cuerpos
atléticos pintados según su imaginación, utilizados en la elaboración
de monedas de oro, colección conocida en todo el mundo. Es de resaltar
la pintura “El Bolívar agricultor” en la residencia presidencial La
Casona, los murales que se encuentran en el Círculo Militar; en el
Salón de los Escudos del Palacio Federal; en el Banco Central de
Venezuela; Hotel Maracay y algunas entidades bancarias. Nunca quiso
aceptar una condecoración ni homenajes oficiales. Falleció en Caracas
el 3 de agosto de 1988 a los ochenta y nueve años de edad, dejando
para la presente y futuras generaciones, la estela de un valioso e
histórico legado artístico.

Churuguarero777@gmail.com




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