Como un desierto. Así se encuentra la plaza Montes de Oca de Valencia. Su espacios naturales perdieron el verde que deslumbraba a sus visitantes. Al menos 28 postes de luz están sin socates, otros están oxidados y dos derribados.
La basura se hace presente en algunos rincones de una de las plazas más importantes de la valencianidad. Las hojas de los árboles de mango son amontonadas más no desechadas. Se evidencian restos de materiales de una construcción cercana.
No hay vigilancia, los portones están sin candados, sencillamente está abandonada. La estatua de Salvador Monste de Oca, segundo obispo de Valencia en el año 1927, fue extraída junto a su placa.
Solo se escucha el cantar de los pájaros, algunos bajan solamente a picotear las conchas de mangos que dejan desconocidos inconscientes.
Esta plaza servía como espacio de recreación, para compartir en pareja y en familia, contó un hombre en el lugar. La Universidad de Carabobo realizaba diversos eventos culturales y las anteriores alcaldías ofrecían conciertos de rock y ventas de libros, recordó