CHET
(Foto referencial de Archivo)

Carabobo lidera las cifras de casos con mucormicosis en Venezuela. Aunque el primer diagnóstico que se dio a conocer en el país fue el de un paciente de Mérida, ya en Valencia había tres que se detectaron previamente.

En mayo de este año, el director del laboratorio de micología y enfermedades tropicales en Carabobo, Fernando Gómez Daza, recibió la muestra de una paciente post COVID-19, que había fallecido en la Ciudad Hospitalaria dr. Enrique Tejera (CHET), y sus análisis confirmaron que tenía mucormicosis.

Ese mismo mes diagnosticó con la enfermedad a un hombre diabético de 64 años, que ya había superado coronavirus en marzo, y comenzó a presentar dolor en la mejilla y ojo izquierdo. Fue hospitalizado, le hicieron las respectivas curas quirúrgicas y ya está libre de hongo.

El tercer caso también tuvo los primeros síntomas de mucormicosis tras superar COVID-19, inició tratamiento en Valencia y actualmente lo continúa en Maracaibo, donde vive su familia y está a la espera de una cirugía reconstructiva.

¿Cómo se contagiaron?

Debido a que el hongo que causa la enfermedad es ubicuo, lo que significa que está en cualquier sitio como el agua, el suelo y el aire, resulta muy difícil precisa cómo se contagiaron estos pacientes de Carabobo.

Pero por sus características epidemiológicas se pueden establecer algunas hipótesis. Los familiares del primer caso, una mujer de 56 años quien murió el mismo día que fue llevada a la CHET porque llegó con la mucormicosis muy avanzada, aseguraron que tras superar el coronavirus volvió a su rutina habitual de sembrar tubérculos y plantas ornamentales en su casa, y solía lavar su prótesis dental en el mismo lugar donde hacía uso de sus herramientas llenas de abono.

“Ella tenía la enfermedad en la variedad rino-orbito-cerebral, a través de fosas nasales y el paladar, y le llegó a los ojos y de ahí al cerebro, por eso falleció”.

El segundo paciente, antes de tener COVID-19,  presentaba una enfermedad periodontal moderada, conocida como gingivitis, que es una puerta de entrada del hongo  porque el tejido de la encía estaba inflamado. Es por esto que se presume que su contagio fue vía oral porque le comenzó en las encías y se localizó en el hueso maxilar y en senos paranasales.

Mientras que el hombre de 53 años que se encuentra en el estado Zulia en estos momentos en proceso de recuperación, también tuvo el hongo a nivel maxilar y en senos paranasales, y desde hace años tenía como costumbre desayunar frutas cada mañana, es probable que por ahí entrara el hongo a su cuerpo, aunque gozaba de excelente salud bucal.

COVID-19 y mucormicosis

Los tres pacientes diagnosticados con mucormicosis hasta ahora en Carabobo tienen en común que habían recibido tratamiento para la COVID-19. Gómez Daza explicó que parte de las medicinas que se indican a quienes tienen problemas respiratorios son corticosteroides que sirven para oxigenar los pulmones pero que elevan la glicemia.

El problema es que, de esta manera, la persona se inmunosuprime y está propenso a contagiarse. Es por esto que quienes padecen de diabetes y reciben ese tipo de medicinas contra el coronavirus, son población de riesgo ante esta enfermedad, así como quienes tienen alguna condición que afecta su sistema inmunológico.

El director del laboratorio de micología y enfermedades tropicales en Carabobo detalló que las mayores vías de contagio de mucormicosis son la respiratoria, la bucal y la que enfrentan quienes sufren arrollamientos o quemaduras porque sus tejidos se exponen a superficies que pueden tener el hongo.

Esta enfermedad no es nueva, pero no tiene  gran incidencia en Venezuela. “Está en todas partes del mundo y siempre ha estado dentro de nuestra población”. En sus 30 años de experiencia ha diagnosticado alrededor de 15 casos, incluyendo los tres presentados desde mayo de 2021. Hasta los hongos que crecen en la nevera puede ser los que provocan mucormicosis, pero no todos se enfermarán”.

La recomendación para quienes son pacientes susceptibles, por ejemplo, una persona diabética con COVID-19, es que se le dosifique de manera adecuada el corticoesteroide. También debe usar correctamente el tapaboca para que no inhale el hongo, evitar corrientes de aire en el cuarto donde esté hospitalizado, verificar que el aire acondicionado del espacio en el que se encuentre en casa tenga los filtros limpios, y tener mucho cuidado con los alimentos crudos que consume, especialmente si son frutas y vegetales.

“Y si ya está enfermo, se debe contar con datos clínicos precisos para hacer un tratamiento certero y temprano y así evitar que el hongo no avance y no sea mortal”.

No es un hongo negro

De forma errónea se ha llamado a esta enfermedad como la del “hongo negro”, cuando en realidad no tiene ningún tipo de pigmento.

Lo que es de una tonalidad muy oscura es lo que se produce en la piel “después de la necrosis”. Lo que ocurre es que la mucormicosis es una micosis oportunista que ataca a ciertos pacientes con debilitamiento de su sistema inmune, con  los linfocitos muy bajos, o a quienes tienen diabetes descontrolada, o una variedad de diabetes que se llama cetoacidosis, porque los cuerpos cetónicos son elementos para la nutrición del hongo.

“Le gusta mucho el oxígeno, ataca los vasos sanguíneos y va ascendiendo produciendo unos tapones. Si eso ocurre en una arteria todo lo que está después se necrosa, es tejido muerto que casi siempre es de color negro, por eso se le mal llama como hongo negro”.




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