Es típico de esos politicastros baratos que hacen del populismo su arma preferida recurrir, en los momentos de apuros en los cuales sienten que se le  está yendo de las manos el consenso de la gente, a esos trillados lemás patrioteros.

Y así, ,con la voz entrecortada por la emoción, con el puño levantado (por lo general el izquierdo) y con las venas que casi se les salen del cuello, tratan de estimular esos adormecidos sentimientos patrios prometiendo, por ejemplo, nacionalizar sociedades multinacionales que hasta el momento habían invertido una gran cantidad de dinero en el país y que representaban una de las principales fuentes de ingresos fiscales.

Y el argumento más trillado es estos casos es siempre el mismo: “Ya está bueno de esa vergonzosa explotación por parte de empresas extranjeras. De ahora en adelante esos recursos finalmente serán del pueblo!” En realidad es difícil imaginar una mentira más grande porque,  al tomar el control directo de esas empresas, baja la producción, disminuyen las inversiones y se reduce drásticamente el mantenimiento de las instalaciones, como está sucediendo en la Venezuela castro -madurista, cosa sumamente peligrosa para la economía y cuyas consecuencias, por supuesto,  las paga, en primer lugar la gente pobre y luego porque el que se beneficia en resumidas cuentas no es el pueblo sino el mismo gobierno que, gracias a un control directo y, a veces, hasta personalizado de esas mismas empresas, dispone de una cantidad de dinero luego difícil de controlar, dinero que, por lo general, aumenta peligrosamente  la burocracia e incrementa la corrupción!

Otro trillado recurso…patriotero, con el cual esos “políticos de pacotilla” tratan de ganarse el consenso del pueblo, por supuesto momentáneo porque con el tiempo, al comprobarse la falacia de lo que dicen, eso surte el efecto contrario, es anunciar con “patriótica preocupación” y poniendo la oportuna cara de circunstancias la supuesta e hipotética amenaza de un intento de invasión por parte de una potencia extranjera que, con miras a extender su dominio colonialista, trata de subyugar a ese pobre pueblo indefenso. Y así, se pueden justificar gastos extraordinarios en armamentos y hasta la creación de una fuerza militar diversificada, con nombre distinto y eso es de una importancia vital, totalmente desligada del alto comando de las F.F.A.A. institucionales para poder enfrentar con éxito esas amenzas imperialistas.

La pregunta que se me ocurre  entonces frente a esos “procedimientos trillados…patrioteros” es la siguiente: ¿Hasta cuando y hasta que punto esos pobres poíticos piensan subestimar la capacidad intelectiva del pueblo? Yo creo que hay un límite a todo y que deberíamos tomar conciencia de que tarde o temprano ese pueblo se despierte de ese sueño hipnótico al cual viene sometido…y las consecuencias podrían ser  realmente imprevisibles!

Desde Italia  – Paolo Montanari Tigri




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