Los educadores carabobeños protestaron en el liceo Pedro Gual de la avenida Bolívar de Valencia en rechazo al los míseros sueldos y a las precarias condiciones en que se encuentran los planteles educativos y los servicios básicos de la región.
A partir de las 9:00 los profesores, asociaciones gremiales y la sociedad civil empezaron a llegar al punto de manifestación a la segunda protesta nacional de docentes.
El vicepresidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo, Gerardo Vázquez, defendió la posición de los educadores que se niegan a reincorporarse a las actividades escolares bajo condiciones tan indignas. “Tenemos salarios de hambre y estamos en peligro ante el Covid-19”.
José Gregorio Medina, presidente del Sindicato de Educadores Regionales de Carabobo, aseguró que la paralización de las actividades no es voluntad de los docentes, pero sí responsabilidad del régimen de Nicolás Maduro, que todavía no ha cancelado el ajuste salarial del 280% correspondiente para este año. “Señor ministro, busque los recursos para cancelarnos el 280% o de lo contrario, o de lo contrario caerá sobre sus hombros la responsabilidad de lo que le suceda al año escolar del país”.
Al filo del hambre
Jorge Luis García tiene 23 años ejerciendo y gana menos de dos dólares quincenales. Para él es difícil aceptar la situación porque sus padres le enseñaron que la educación era la movilidad social más digna que podía tener un ser humano. Jamás pensó que que a los 62 años de edad estaría padeciendo tantas necesidades. “Acabaron con toda la carrera docente, con nuestro salarios, nuestro seguro y nuestra alegría”.
García criticó a los profesores que todavía se prestan a dar clases bajo condiciones tan precarias. “Ser docente no sólo es enseñar cuánto es dos por dos, es enseñar a discernir, a saber cuándo debemos reclamar nuestros derechos, porque si usted no los reclama, no es ciudadano”.
Carlos Alastre, directivo del Sindicato de Profesionales y Técnicos en la Docencia, también se siente desilusionado. Para él es ilógico que su sueldo de 700 mil bolívares mensuales no le alcance para comprar dos productos de la canasta básica. “Nos tienen pasando hambre. Estamos sobreviviendo porque nos desempeñamos en otros oficios. Ahora somos conserjes, vigilantes, mecánicos”.
