Tras nueve días sin electricidad, más de 20 residentes del edificio Venezuela en la avenida Bolívar salieron a protestar con carteles y pitos.
Los manifestantes habían trancado la calle para hacer escuchar sus voces, pero funcionarios la Policía de Carabobo y la Guardia Nacional Bolivariana acudieron de inmediato, despejando el canal vehicular.
“Gobernador, queremos un transformador”, fue la consigna colectiva que utilizaron para exigir al mandatario de la entidad, Rafael Lacava, un nuevo transformador, pues el anterior habría explotado el domingo antepasado tras los constantes cortes de luz.
Sin respuesta
Con la falla del servicio y la escasez de gas en el edificio, la vida de más de 40 familias se ha visto trastornada. “Sin luz no podemos cocinar, no funciona la bomba de agua ni los ascensores”, explicó Jackeline Rodríguez.
El consejo comunal de El Viñedo habría pedido ayuda sin obtener respuesta. El sector espera espera el gas doméstico desde hace cinco meses y ahora, sin electricidad, no han podido cocinar. “Fuimos a Corpoelec de la acédelo, en la Torre 4 y a la sede de Los Colorados y nos dijeron que hay más de 300 zonas de carabobo esperando por transformador y que, si acaso, nos solucionarán dentro de cuatro meses”, señaló Patricia Sanabria.
La otra solución sugerida por la corporación eléctrica no está al alcance de ninguno de los residentes. “Las autoridades competentes dicen que debemos recurrir a la autogestión, ¿pero de dónde vamos a sacar 2500 dólares para comprar un transformador!”, inquirió Sanabria.
Más de 60 dólares por familia se necesitarían para llegar a esa suma, cifra que empleados públicos y pensionados del edificio no podrían pagar ni con el sueldo de dos años.
Morir de hambre, asfixiados, o enfermos
A Rosa Bueno, como enfermera, le preocupa la imposibilidad de cumplir con la cuarentena y las medidas de bioseguridad para prevenir la Covid-19 bajo condiciones tan precarias. “Es difícil encerrarnos en nuestros apartamentos si no hay agua ni luz y no podemos cocinar. Tampoco podemos lavarnos las manos ni asearnos”.
Por una bomba asistida para surtir agua les cobran $40 diarios, otra cifra que los vecinos no pueden pagar todos los días. “No podemos esperar cuatro meses, queremos una solución ahora o nos iremos a morir de hambre, de calor, asfixiados o enfermos”.
