Carlos Ramírez abrió su licorería por primera vez en seis meses. Desempolvando el almacén piensa en cómo hará para reabastecerlo porque después de tanto tiempo sin trabajar quedó completamente descapitalizado.
El domingo el Gobierno de Nicolás Maduro anunció la flexibilización para otros sectores del comercio y turismo como posadas, hoteles, parques de diversiones, cafeterías, restaurantes, mueblerías y licorerías, pero pocos establecimientos abrieron sus puertas por falta de mercancía y personal.
Ramírez trabaja en en la venta de licores desde hace 36 años, cuando adquirió su local, y es primera vez que experimenta una crisis económica tan devastadora. “Tuve que pedir prestado para poder sobrevivir. Me están presionando para cancelar mis deudas pero apenas pude pagar los impuestos del negocio con mi pensión”.
Con 81 años de edad, Ramírez cree que es injusto que tenga que pasar sus días con la nevera vacía, sin la mínima capacidad de inversión y sumido en tantas preocupaciones. “Me dejaron sin mercancía y sin qué comer. No sé cómo iremos a hacer, si es que el Gobierno nos dará créditos”.
“Queremos que nos dejen trabajar”
Oliver Riera, otro vendedor de bebidas alcohólicas, sólo quiere que lo dejen trabajar. En los primeros cuatro meses de cuarentena sintió que las medidas del Gobierno le ataban una soga al cuello, pero cuando empezó a ofrecer sus productos desde casa pudo respirar un poco. “No era lo mismo, uno medio se defendía con los deliveries, pero la escasez de gasolina no nos ayudaba”.
Cuando levantó la santamaría de su local, Riera se sintió afortunado de conservar mercancía suficiente para ofrecer esta semana flexible, aunque el esquema 7×7 le parece absurdo. Para él, todos los negocios deberían permanecer abiertos siempre y cuando se cumplan las medidas de bioseguridad. “Esperemos que más adelante no nos cambien la seña y nos digan que no podemos abrir. Queremos que nos dejen trabajar porque tenemos familias que mantener”.
Esperanza
Muchos establecimientos de los sectores recién flexibilizados no abrieron al público este lunes. La noticia los agarró de imprevisto y se están organizando para los próximos días.
Julio Rivero es encargado en un restaurante de Valencia que hasta el momento sólo había funcionado con entregas a domicilio. Espera que las ventas mejoren aunque siente confusión respecto a las dinámicas de atención. “No nos dieron especificaciones, no sabemos si podemos recibir el 30% o 50% del aforo”.
Orlando Dos Santos es empleado en una pollera donde también se habían bandeado con deliveries. Hoy están organizando y limpiando el restaurante y mañana convocarán a 10 de 30 mesoneros de la nómina para abrir 20 de 72 mesas.
A Dos Santos le preocupa tener que invertir en más utensilios desechables. No piensan utilizar sus platos y vasos de vidrio, ni sus cubiertos, para evitar el contagio del Covid-19. “La gente quiere venir y comer sentada, pero debemos organizar todo”.
