Foto: Referencial.

El actual seleccionador de Venezuela, Rafael Dudamel, fue uno de los futbolistas más destacados de su país, cuyo arco llegó a defender en más de 50 ocasiones durante la época en la que la Vinotinto era considerada la «Cenicienta» del balompié sudamericano.

A los 15 años ya formaba parte de un club de la primera división de Venezuela, aunque entonces, en 1988, el fútbol de este país tenía más tinte de aficionado que de profesional.

Por su talento y espíritu competitivo dio muy temprano el salto al poderoso fútbol colombiano de los 90, donde vistió las camisetas del Atlético Huila, Santa Fe, Deportivo Cali, Cortuluá y Millonarios, club con el que ganó la Copa Merconorte con un rendimiento estelar.

Las mejores actuaciones de su carrera las dejó, sin duda, en las canchas colombianas, donde aún se recuerda su entrega y talento.

Incluso su debut con la Vinotinto lo hizo en Colombia, durante un amistoso en el Nemesio Camacho «El Campín» de Bogotá contra la selección cafetera que culminó con un empate a un gol.

Por ser uno de los primeros futbolistas venezolanos que jugó a nivel de clubes fuera de su país, casi todo lo que hacía se convertía en récord.

Así, fue el primer venezolano en disputar una final de un campeonato internacional de clubes o el primero en ganar un torneo fuera del continente americano: la liga de Sudáfrica que ganó en 2006 con el Mamelodi Sundowns.

En su época de jugador también exhibió un enorme deseo por ganar que, en ocasiones, le jugó malas pasadas al transformase en rebeldía pura.

Era la época en la que a los arqueros sudamericanos le pedían carácter desde la grada y estos respondían con creces.

En 2004, ofreció una clara prueba de su genio cuando protagonizó una discusión con el delantero argentino Mariano Martínez, entonces su compañero de equipo en el Unión Atlético Maracaibo de Venezuela, durante un partido de Copa Libertadores.

Ambos discutían por quien debía lanzar un penalti concedido al equipo venezolano cuando restaban poco más de 10 minutos de juego y perdían 5-1 ante el Barcelona en Ecuador, con lo que se despedían de la Copa Libertadores.

Dudamel, que era el capitán, se adueñó de la pelota y ejecutó la pena máxima, pero su disparo fue detenido por el guardameta del «Ídolo», Giovanny Camacho.

En la confusión, golpeó a su compatriota y compañero de selección, Giancarlo Maldonado, a quien no le perdonó sus reclamos por el penalti errado y luego abandonó la cancha dejando a su compañero sorprendido y ganándose la expulsión.

Pero esa actitud de constante rebelión contra lo establecido viró 180 grados en 2010, cuando se convirtió en el entrenador del Estudiantes de Mérida de su país.

Pese a que aún mantiene el deseo de ganar, cambió la rebeldía por planificación, rigurosidad y consejos, esos que ofrece a la nueva camada de jugadores de Venezuela, y a los que llevó a disputar la final del último mundial sub’20 de la FIFA, el mayor logro del fútbol del país.

En la Copa América de Brasil, Dudamel buscará sobreponerse a los malos resultados que históricamente Venezuela, y él mismo, han dejando en la competición.

Como jugador le anotaron 22 goles en ocho partidos de cuatro ediciones de la competición -las de 1993, 1995, 1997 y 2001-, mientras que como seleccionador vio con decepción como Venezuela fue eliminada en cuartos de final al caer por goleada de 4-1 ante Argentina en la Copa Centenario de 2016, pese a que el grupo aspiraba a mucho más.




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