Lo que más diferencia la marcha del 19A -y a las que vendrán- de las concentraciones masivas de años anteriores (como las de 2002, 2003 y 2004) no es el número de manifestantes (hubo marchas de un millón de personas, en Caracas, durante la primera década del siglo XXI). Tampoco esla bestialidad de la represión, porque el chavismo nunca ha recibido a los opositores con juegos florales: baste recordar los muertos del 11 de abril de 2002 y los 43 asesinados de La Salida en 2014, sin contar heridos, detenidos y torturados. Lo que se distingue en las protestas de abril de 2017 es la rabia de la gente. Hay muy pocos pitos, flautas y canciones de esperanza. Hoy no cabe la bailoterapia ni los desfiles con banderines. Los temas que más se oyen son “fuera Maduro” y “no más dictadura”, dichos a voz en cuello y con las venas brotadas. Hoy lo que tienen los manifestantes en la cabeza es el hambre, la inseguridad y la muerte por falta de medicinas. Ya lo dijo un entrevistado: “yo no tengo miedo de marchar, aunque nos repriman; yo de lo que tengo miedo es de seguir viviendo como vivimos”.

La respuesta del régimen a las acciones de calle ha sido la de esperarse en una dictadura

La respuesta del régimen a las acciones de calle ha sido la de esperarse en una dictadura, ni más ni menos. Bombas lacrimógenas –a 60 dólares la pieza- regadas como si fueran serpentinas; perdigones en abundancia; muchos disparados a quemarropa, y mercenarios (los mal llamados colectivos) pagados del dinero público y con licencia para matar. Las declaraciones de los altos funcionarios rojos tampoco se han salido de la norma que establece el librito totalitario: acusar a la oposición de los 3 asesinatos que van hasta el jueves 20 (al momento de escribir este artículo), hablar de la eterna conspiración del Imperio y soltar frases de un sadismo enfermizo, como aquella de “¿es suficiente o así está bien?” que pronunció el ministro de Educación después del primer día de bombazos y ensañamiento. Lo demás fue montar una concentración oficialista en la avenida Bolívar y transmitir imágenes bufas (que por cierto se tragó CNN) para dar la impresión de que había gente, cuando la verdad es que los rojitos cabían en una cancha de básquet.

La oposición que hoy está en la calle no es la de los diálogos, las campañas de recoger firmas ni el regreso temprano a casa porque ya llegamos a donde termina la marcha. No; la oposición de hoy es gente harta de pasar necesidades y de que se burlen de ella desde la comodidad y abundancia del poder. La represión y el cinismo del régimen solologran aumentar el hartazgo.

 

 

 




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.