La atleta ugandesa Rebecca Cheptegei falleció la noche del miércoles en un hospital de Kenia tras ser quemada viva por su pareja, de quien llevaba tiempo distanciada. Un caso de violencia machista que, según su familia, podría haberse evitado si la Policía hubiera actuado a tiempo.
Así lo afirmó el padre de la deportista, de 33 años, quien representó a su país, Uganda, en la maratón de los Juegos Olímpicos de París, donde quedó en el puesto 44.
Cheptegei, que deja dos hijos de un matrimonio anterior, no pudo recuperarse de las quemaduras en el 80% de su cuerpo sufridas a raíz de un ataque del keniano Dickson Ndiema Marangach, quien presuntamente la roció con gasolina y le prendió fuego el pasado domingo en el condado de Trans-Nzoia, en el oeste de Kenia.
Murió la noche del miércoles "después de que todos sus órganos fallaran", informó este jueves el doctor Owen Menach, director interino del Hospital Universitario y de Referencia Moi de la ciudad occidental de Eldoret, meca del atletismo en el este de África.
"La Policía no actuó con rapidez"
Los padres de Cheptegei denunciaron que la Policía keniana no actuó "con rapidez" para proteger la vida de su hija, aun cuando era "evidente" que estaba en peligro.
"Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, ya que este hombre solía seguirla incluso hasta Uganda, pero no actuaron con rapidez. Era evidente que su vida estaba en peligro", dijo el padre de la corredora, Joseph Cheptegei, en declaraciones a los medios.
La familia había denunciado repetidamente la situación de violencia machista que sufría Cheptegei en la Dirección de Investigación Criminal (DCI) de Trans-Nzoia, donde vivía.
"Sin ir más lejos, el viernes pasado hicimos esta misma denuncia", lamentó el padre de Cheptegei.
La madre de la deportista, Agnes Ndiema Cheptegei, al lado de su marido durante las declaraciones ante los medios, apenas acertó a decir: "No tengo palabras. Solo culpo al Gobierno".
Una carrera truncada
Cheptegei era una de las maratonianas más rápidas de todos los tiempos en Uganda gracias a su constancia y pasión.
Nacida el 22 de febrero de 1991 en la localidad de Bukwo (este de Uganda), la fondista, de carácter extrovertido, comenzó su andadura en el atletismo en 2010 con carreras de media distancia.
Pronto comenzó a hacerse un hueco en competiciones internacionales y, aunque su carrera se caracterizó por los altibajos, nunca tiró la toalla y destacó también en pruebas de montaña y campo a través.
Tanto es así que, a finales de 2022, Cheptegei logró el récord nacional de Uganda en la maratón de Abu Dabi, con un crono de 02:22:47.
"Nuestro deporte ha perdido a una atleta talentosa en las circunstancias más trágicas e impensables", lamentó el presidente de World Athletics, Sebastian Coe, haciéndose eco de la consternación mundial que ha causado la muerte de Cheptegei, "una corredora increíblemente versátil a la que todavía le quedaba mucho que dar en las carreteras, las montañas y los senderos de fondo".
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El drama de las mujeres atletas en Kenia
Antes de Cheptegei, las corredoras kenianas Agnes Tirop y Damaris Mutua fueron asesinadas brutalmente por sus parejas en 2021 y 2022, respectivamente.
"Esta tragedia es un claro recordatorio de la urgente necesidad de combatir la violencia de género, que ha afectado cada vez más incluso a los deportes de élite", denunció el ministro keniano de Deportes, Kipchumba Murkomen, tras conocer el fallecimiento de la ugandesa.
Una mujer muere a manos de su pareja o de un familiar cercano en Kenia cada dos días, según datos del Centro Nacional de Investigación Criminal (NCRC) recogidos en el último informe de la Coalición sobre Violencia contra las Mujeres (COVAW), publicado el pasado enero.
Además, el 28 % de las mujeres entre 15 y 49 que han tenido alguna relación sentimental con un hombre han sufrido violencia física, sexual o emocional, fenómenos a los que las autoridades y la prensa kenianas se siguen refiriendo en la mayoría de los casos como "violencia doméstica".
Entre las víctimas se encuentran atletas como Cheptegei, que durante años tienen que compaginar su exigente vida profesional con las responsabilidades familiares y las expectativas sociales en un país con un grave problema de violencia machista, donde delitos como la violación dentro del matrimonio no están penados.