Los civiles afganos son más que nunca víctimas de un conflicto que se eterniza, con atentados que han causado entre ellos un número sin precedentes de muertos y heridos en Afganistán en 2017, según un informe anual de la ONU presentado este jueves.

Cerca de dos mil 300 civiles murieron o resultaron heridos en atentados en este país el año pasado, el peor balance jamás registrado durante el conflicto en Afganistán, indicó la ONU.

Un total de 57 ataques suicidas y otras formas de atentado causaron 605 muertos y mil 690 heridos, señaló la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Manua) en su informe anual sobre las víctimas civiles.

Los atentados se convirtieron así junto con las minas y otros artefactos explosivos en la primera causa de mortalidad y heridas provocadas por el conflicto, por delante de los combates terrestres, precisó.

«Esta tendencia se confirma en 2018», señaló ante la prensa en Kabul el representante especial de la ONU Tadamichi Yamamoto, recordando que tres grandes atentados en la capital afgana y otro contra la oenegé británica Save the Children en Jalalabad (este) causaron más de 130 muertos y 250 heridos en diez días a finales de enero.

Kabul totaliza 16% de los muertos y heridos civiles registrados lejos de los campos de batalla.

Por cuarto año consecutivo, el balance anual total de mil 438 muertos y siete mil 15 heridos supera la barrera de las 10 mil víctimas – 10 mil 453 en total en 2017 -, pese a haber retrocedido un 9% respecto a 2016, principalmente debido a la disminución de los enfrentamientos directos entre insurgentes y fuerzas progubernamentales.

«La gente muere durante sus actividades diarias, cuando viaja en autobús, reza en una mezquita o simplemente pasa al lado de un inmueble donde hay un atentado», destaca el Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad Al Husein.

– Ataques sectarios –
Danielle Bell, directora de derechos humanos de la Manua, se inquieta ante el aumento de ataques sectarios contra la comunidad chiita y sus mezquitas, reivindicados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), con 500 víctimas de atentados suicidas en los lugares de oración, principalmente en Kabul.

El informe de la ONU atribuye dos terceras partes de todas las víctimas (65%) a los insurgentes (42% a los talibanes, 10% al EI, 13% indeterminados), 13% a las fuerzas gubernamentales y 2% a las fuerzas internacionales.

Con el aumento de los bombardeos aéreos afganos y estadounidenses contra posiciones de talibanes y del EI, las víctimas de errores están en alza (+7%) respecto a 2016, con 295 muertos y 336 heridos, el balance anual más grave de las operaciones aéreas desde 2009.

Según la Manua, la mayoría resultaron muertos por las fuerzas estadounidenses, las únicas de la coalición que llevan a cabo operaciones aéreas: los bombardeos norteamericanos dejaron 154 muertos y 92 heridos civiles en 49 operaciones.

Por otra parte la Manua aplaudió la adopción por Afganistán del Protocolo V de la Convención de la ONU sobre la prohibición o la limitación de algunas armas clásicas. Este protocolo, que impone a los beligerantes limpiar los campos de batalla de municiones que no han explotado, debería permitir evitar numerosas heridas y amputaciones, que en el 81% de los casos afectan a niños.




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