(Foto: AFP/ Nazeer al-Khatib)

Las fuerzas del régimen sirio atacaron «deliberadamente» un convoy humanitario el 19 de septiembre cerca de Alepo, un hecho que mató al menos a 10 trabajadores sociales y suscitó la indignación de la comunidad internacional, según un informe de la Comisión Internacional de la ONU sobre Siria publicado el miércoles.

«Todos los informes, imágenes satélites, testimonios y peritajes médico-legales en el terreno implican a las fuerzas sirias», según ese informe, que expone como el gobierno cometió un «crimen de guerra». 

Por otra parte, las fuerzas áreas sirias lanzaron bombas de gas cloro contra la parte oriental de Alepo durante el periodo en el que esta zona estuvo asediada, mostrando una indiferencia absoluta a las consecuencias sobre los civiles, lo que representa un crimen de guerra, dijo hoy la ONU.

«El uso continuado de gas cloro por parte de las fuerzas sirias demuestra una clamorosa indiferencia por sus obligaciones legales internacionales y también equivale a un crimen de guerra por ataques indiscriminados contra la población civil», según un informe de la comisión de la ONU que investiga los crímenes en Siria.

En las investigaciones no pudo reunirse evidencia de la participación militar de Rusia en ataques con esa o cualquier otra arma química.

La comisión autora del informe recibió el pasado octubre el encargo de investigar y documentar los crímenes que estaban ocurriendo específicamente en el este de Alepo, que entró en situación de asedio total a mediados del pasado julio hasta su caída y evacuación de los rebeldes y sus familias a finales de diciembre.

El informe obtenido indica que el gas cloro no fue el único agente tóxico utilizado, pero si el más frecuente, con al menos seis casos en los que se han reunido pruebas suficientes, además de otros en los que se utilizaron armas químicas improvisadas con otros productos, como amoniaco.

En otro ámbito, la comisión ofrece evidencia de que las fuerzas áreas sirias o rusas hicieron en el este de Alepo un uso generalizado de bombas de racimo, un arma prohibida internacionalmente por sus efectos indiscriminados.

Esa utilización constituye un crimen de guerra en vista de los cintos y hasta miles de miniproyectiles que cada una de esas bombas liberó en zonas residenciales.

La investigación no pudo reunir pruebas concluyentes de que los aviones rusos atacaron con bombas de racimo debido que las fuerzas áreas de Siria y Rusia utilizan predominantemente el mismo tipo de aviones y municiones.

Esto hace que la atribución del acto a veces sea imposible, aunque lo que si se comprobó es que a partir de septiembre el número de estos incidentes aumento de manera alarmante.

Además de víctimas directas de ataques con bombas de racimo y de testigos, la comisión ha recolectado abundante material visual que muestra los remanentes de estas armas, de las que no sólo se usó su versión convencional, sino también las de tipo incendiarias.

 

Con información AFP y EFE




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