Hoy domingo, 1 de mayo, es el día en el que en casi todos los países del mundo se conmemora el Día Internacional del Trabajador.

El 1 de mayo de 1886 ocurrió en Chicago, USA, un hecho que, con el tiempo, tuvo repercusión en el planeta, dando lugar a que fuese recordado como un día de lucha social y laboral del movimiento obrero mundial. En efecto, la gesta emancipadora del yugo explotador hizo que el 1 de mayo quedase convertido en ocasión para una jornada internacional de lucha en favor de la reivindicación de los derechos de los trabajadores.

Aún más, el inconsciente colectivo registra este evento como inicio de la organización de los trabajadores en la defensa de sus derechos laborales.

La Emergencia Humanitaria Compleja (EHC) que embarga a Venezuela tiene su manifestación más clara en los envilecidos y mancillados ingresos correspondientes al estamento laboral venezolano. Significa, que el derecho a recibir una remuneración digna como contraprestación del trabajo ha sido violado, burlado y mancillado y, por consiguiente, la capacidad adquisitiva de las remuneraciones percibidas por los trabajadores, literalmente, se ha pulverizado.

La situación del estamento universitario venezolano constituye una prueba palmaria del derrumbe del poder adquisitivo al que hago referencia. Hoy se evidencia desde su interior que no están presentes las reivindicaciones sociales y salariales que otrora llegó a conquistar y disfrutar.

La presente crónica la intitulo Reivindicaciones extraviadas, porque me resisto y niego a aceptar que se hayan perdido definitivamente y que, por lo tanto, no se puedan recuperar. Vale decir, que si asumimos que en definitiva se extinguieron, tal vez la actitud que nos embargue sea muy distinta a la que tengamos si creemos que solo están temporalmente extraviadas.

Se reconoce que la pérdida definitiva es un predisponente a la tristeza, resignación y quizás hasta a la “desesperanza aprendida”. Por su parte, el extravío temporal queda sujeto a pensar que con determinación, perseverancia y actitud mental positiva, las podamos recuperar.

La lucha sin cuartel contra el gobierno debe estar inspirada en el propósito de rescatar nuestra sacrosanta Alma Mater. Dicho rescate y recuperación de nuestra casa de estudios debe traer implícito la restitución del valor remunerativo de los universitarios, en un nivel tal capaz de devolverle el poder adquisitivo que por justicia merecemos, habida cuenta del hondo calado social que lleva implícita la sagrada misión a la que nos hemos consagrado.

No obstante, y es preciso advertirlo por sentido ético, que pretender tener éxito en la lucha contra el gobierno, sin primero haberlo tenido con nosotros mismos, pudiera ser un desvarío, un espejismo y hasta una tonta ilusión que de seguro nos llevaría a una desilusión. Primero, se debe hacer lo primero.

El sector profesoral UCista está convocado, demandado y éticamente obligado a rescatar sus reivindicaciones extraviadas para que vuelvan a su seno. Quiere decir esto, entre otras cosas, por ejemplo, que es menester, como mínimo, cambiar el estilo y sentido del propósito en la conducción gerencial de nuestro Instituto de Previsión y Ahorros, Ipapedi.

Es mandatorio convocar la participación de las mejores voluntades y capacidades para que seamos protagonistas de nuestro propio destino. Para lo cual pienso que es preciso lo que detallo a continuación:

a) Rescatar del extravío que durante los últimos tres (3) años han tenido los dividendos (8.5), que se derivan del rendimiento de las inversiones que hace nuestro instituto. Hay que aplaudir las inversiones cuya rentabilidad generen dividendos, pero también nos asiste el derecho a juzgar con pensamiento crítico a aquellas que, por no ser rentables, no produzcan dividendos.

b) Retomar y reponer la cartera crediticia resulta imperioso. En tiempos de dificultades y necesidades económicas, recurrir al crédito es como echar mano de un paraguas para cubrir el déficit financiero continuado y acumulado al que hemos estado sometidos los profesores UCistas.

c) Recuperar el pleno derecho que tenemos los docentes de retirar haberes como asociados que somos del instituto. Es inaceptable que de modo inconsulto se haya decretado un “corralito financiero” que cercena abiertamente ese derecho.

d) Devolver la esperanza y la alegría a los profesores de que puedan recibir este próximo diciembre de 2022 el obsequio navideño al que tradicionalmente se nos había acostumbrado en la pascua decembrina.

¡Para allá vamos!
¡Sabemos cómo hacerlo y sin excusas!




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