La ministra de Defensa de Japón, Tomomi Inada. (Cortesía)
La ministra japonesa de Defensa, Tomomi Inada, una nacionalista cercana al primer ministro Shinzo Abe, anunció su renuncia este viernes tras un escándalo por manejo indebido de información militar.
«He decidido renunciar al cargo de ministra de Defensa», dijo Inada a la prensa. «He presentado mi renuncia al primer ministro y fue aceptada», agregó.
La ministra dijo «asumir su responsabilidad» tras haber recibido un informe según el cual los responsables militares habían disimulado ilegalmente informes diarios de los soldados japoneses desplegados en Sudán en el marco de una misión de la ONU de mantenimiento de la paz.
Los documentos, que ponían en evidencia las malas condiciones de seguridad de los soldados japoneses, fueron conservados sin ser hechos públicos, en violación de las normas vigentes para el Ejército nipón.
«Las conclusiones de la investigación interna son muy severas», precisó.
Afirma sin embargo, como la había hecho desde el inicio del escándalo revelado por la prensa, que no había sido informada acerca de los hechos y que por lo tanto no había dado su acuerdo para ocultar esas informaciones. Fuentes militares aseguran sin embargo que estaba al corriente.
Su renuncia se produce a menos de una semana de un probable cambio de gabinete y en plena caída de popularidad de Abe, causada en parte por el escándalo de Inada.
El mismo ocupó la primera plana de los diarios durante las últimas semanas, especialmente por haber reclamado a los electores respaldar a la formación conservadora del Partido Liberal Demócrata (PLD) en la renovación de la asamblea general de Tokio, «en nombre de las fuerzas de autodefensa y como ministra de Defensa».
Abe en persona tuvo que excusarse por esas palabras «inapropiadas», pero la propia ministra, una nacionalista convencida, rehusó renunciar en varias oportunidades.
Las conclusiones de la investigación sobre la misión en Sudán del Sur y la renuncia anunciada de los dos más altos jerarcas precipitaron la salida de Inada del gobierno.
«Hay un serio problema de gobernanza», admitió.
Inada, de 58 años, había sido nombrada hace menos de un año. El primer ministro confió su cartera de forma interina al canciller Fumio Kishida, hasta el anuncio del próximo gabinete el 3 de agosto.



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