Foto: Simone Monasterio

En dos fases. Así se desplegó el Plan Zamora en las residencias Don Bosco el lunes 12 de junio. El resultado: unos 30 carros dañados y al menos 12 detenidos, tras el ataque de funcionarios de la Policía de Carabobo y la Guardia Nacional, y el posterior allanamiento de las 8 torres por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Milagros Rodríguez, una víctima del allanamiento en las residencias Don Bosco, lo recuerda. La primera etapa la protagonizaron la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía de Carabobo, funcionarios que reventaron el portón principal y, una vez dentro, comenzaron a dispararle a los apartamentos, romper los carros y tomar lo que encontraban dentro.

La segunda etapa inició con los cuerpos de seguridad del Estado desplegados dentro de todo el conjunto residencial. Rodríguez lo interpretó así: “Destruimos, reventamos los vidrios de los carros, robamos. Aplicamos psicoterror diciendo: mira lo que te va a ocurrir si siguen haciendo lo mismo, si siguen con los llamados de la Mesa de la Unidad Democrática”.

Desde su ventana, Milagros vio como por la avenida Universidad llegaron unas ocho camionetas del Sebin. “No había visto llegar tanta gente”. Por la calle Carabobo estaban apostadas cuatro tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana

La primera torre en ser allanada fue la torre ocho. El ingreso se produjo de manera bien arbitraria. Los funcionarios del Sebin llevaban pasamontañas.

Una vez adentro, sin embargo, Rodríguez reconoció una actuación pacífica de los uniformados. Ella y una vecina los acompañaron piso por piso. Las personas abrían las puertas y ellos ingresaban, sin orden judicial, para revisar los apartamentos. “Preguntaban si había apartamentos vacíos, si vivían hombres armados y nosotras solamente le decíamos que no iban a encontrar armas porque son hogares de familia”.

De algunas torres, no obstante, se llevaron personas detenidas. Cuando algún propietario les preguntaba por la orden de allanamiento, la respuesta era: “¿No conocen el Plan Zamora?, averiguen”

Las torres ocho y cinco fueron las más afectada. La primera sufrió daños en su planta baja, blanco de  bombas lacrimógenas. Allí los funcionarios amenazaron con utilizar una “pata de cabra” si no abrían las puertas. Buscaban personas armadas, hombres que vivieran solos y personas en específico.

En la segunda torre hubo detenidos y la puerta principal fue dañada. Luego del allanamiento, los funcionarios ayudaron a los habitantes a colocar en su lugar, el portón que temprano desprendieron funcionarios de la Policía de Carabobo, que ya estaba descompuesto.

El terror quedó en la mente de los habitantes del conjunto residencial. Hay niños que aún, meses después, siguen llorando cada vez que ven a un uniformado.




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